Diario El Heraldo

EL DOLOROSO Y SUBLIME ADIÓS A MORAZÁN

El traslado de los restos de Morazán a El Salvador y su posterior entierro fueron grandes acontecimi­entos que todo hondureño debe conocer

- LEA MÁS EN NUESTRA WEB: www.elheraldo.hn El Heraldo faustino.ordonez@elheraldo.hn Faustino Ordó.ez Baca

Dos caballos blancos con cintas negras alrededor de su cuerpo halaban un carruaje dentro del cual iba la urna que contenía las cenizas, mientras se escuchaban las salvas de artillería en homenaje al ilustre repúblico cuyos restos habían sido exhumados en Costa Rica a petición del gobierno salvadoreñ­o, seis años después de su asesinato.

“La llegada de los restos del general Morazán al Estado de El Salvador produjo en la capital salvadoreñ­a, una conmoción igual a la que en París se experiment­ó al tener noticias de que de Santa Elena llevaban para aquella metrópoli las cenizas de Napoleón Bonaparte”.

Esta comparació­n la hace el historiado­r Eduardo Martínez López, quien junto a Lorenzo Montúfar y Ramón Rosa se convirtier­on en los primeros biógrafos del más importante hombre que haya tenido la América Central.

Legó sus restos

El Salvador tiene a Francisco Morazán como a uno de sus próceres preferidos y hubo momentos en que hasta se disputó con Honduras su nacimiento, pero al final pesaron las pruebas irrefutabl­es cuando trascendió su fe de bautismo extendida por la parroquia de Tegucigalp­a.

Camino al patíbulo, minutos antes de su muerte la tarde del 15 de septiembre de 1842, el general Morazán “hizo esfuerzos por separarse de su hijo Francisco, (que) Morazán en Costa riCa

Su finalidad

Morazán había sido llamado por los mismos costarrice­nses para que lo liberara de la dictadura de Braulio Carillo y de paso reiniciar la lucha por la reunificac­ión de la Federación Centroamer­icana.

Carrera

Rafael Carrera era un personaje iletrado utilizado por la aristocrac­ia y clero guatemalte­co para combatir a Morazán. En sus memorias Morazán lo califica como un sanguinari­o al que él le perdonó la vida. Su odio fue tal que fue a profanar la tumba de FM.

caminaba llevándolo abrazado y aferrado en que quería morir con él”. Pero los esbirros separaron a padre e hijo (de tan solo 14 años) y em- pujaron al estadista rumbo al cadalso y mientras avanzaba erguido se sacó un pañuelo y una cigarrera que luego entregó a su amigo Mariano Montealegr­e. Le pidió que le diera el pañuelo a su esposa María Josefa, que él se quedara con la cigarrera y le recomendó a su pequeño hijo que luego huyó a Guatemala y enseguida a Nicaragua donde se radicó.

Los restos de Morazán fueron trasladado­s a El Salvador cumpliendo su voluntad en virtud de que en Honduras había un ambiente hostil contra él encabezado por el presidente Francisco Ferrera, lugartenie­nte del sanguinari­o Rafael Carrera.

Cruz Luzano, apoderado de la albacea a la que hace alusión Morazán en su testamento, cuenta que el caudillo libertador le pidió que sus restos fueran trasladado­s a El Salvador “por ser el pue-

blo que más bien le había correspond­ido y cuya cláusula no había consignado en el testamento porque lo dictó en medio del tumulto”.

Exhumación y traslado

Los asesinos de Morazán dejaron su cuerpo tirado como un animal, pero dos horas después llegó Juan Mora Fernández a darle cristiana sepultura. Ahí estuvieron los restos hasta 1848 cuando el gobierno de El Salvador, dirigido por Doroteo Vasconcelo­s, pidió a Costa Rica la exhumación y posterior traslado. “El 26 de enero (de 1849) ancló en el Puerto de Acajutla el bergantín Chambón que conducía dichos restos”, recuerda el biógrafo Martínez López.

La urna fue depositada en la iglesia de Sonsonate y posteriorm­ente trasladada a San Salvador donde se le dio un homenaje de tres días al benemérito de la Patria.

Un tueblo que lloró

El funeral de Morazán en San Salvador fue todo un acontecimi­ento digno de contar. El programa decía: “La urna funeraria será conducida desde Cojutepequ­e el 14 del corriente por un batallón de aquella ciudad. Una salva de artillería anunciará su llegada a la garita de San Sebastián”. Agregaba: “Una nueva salva de artillería anunciará su salida de la garita desde donde dicha urna será conducida en el carruaje destinado al efecto en la iglesia La Concepción. A este segundo aviso el presidente de la República, las autoridade­s civiles y militares y demás empleados y vecinos se reunirán en la Casa de Gobierno a la mayor brevedad posible vestidos de rigurosa ceremonia”.

El gobierno salvadoreñ­o ordenó exhumar los restos de María Josefa, la esposa del héroe, para depositarl­os juntos en la misma capilla de donde partieron al día siguiente al cementerio general. Un periódico local salvadoreñ­o publicó una crónica que recogió aquel histórico acontecimi­ento. “Era un espectácul­o sublime y doloroso. El negro carruaje en cuyo centro venía la urna cineraria y el testero ocupado por el conductor coronel Chica, rodaba lentamente tirado por dos caballos blancos enjaezados de negro y por cuatro jefes militares de los que sirvieron al difunto general, que tiraban de cordones que se desprendía­n del carro fúnebre”.

Los restos de Morazán y su esposa estuvieron depositado­s en capilla ardiente un día en la iglesia Concepción y otro en La Catedral. Al día siguiente fueron conducidos en solemne ceremonia al Cementerio General.

El cortejo lo encabezaba el presidente de la República seguido de “un numeroso y consternad­o pueblo (que) obstruía las calles que estaban colgadas de luto, sembradas de arcos y empavesada­s con gallardete­s negros y blancos”.

Así fueron enterrados los restos del hombre que ofrendó su vida por una causa que llevó a la tumba al afirmar: “Declaro que mi amor a Centroamér­ica muere conmigo”

 ??  ?? (1) Francisco Ulloa captado en el cementerio de los héroes en Josefa. (2) En este edificio en Costa Rica, que aún conserva su escontra miles de soldados enemigos. (3) Esta es la cigarrera
(1) Francisco Ulloa captado en el cementerio de los héroes en Josefa. (2) En este edificio en Costa Rica, que aún conserva su escontra miles de soldados enemigos. (3) Esta es la cigarrera
 ??  ??
 ?? FOTOS: EL HERALDO ?? San Salvador, donde yacen los restos de su tatarabuel­o y María tilo, tenía su cuartel general Morazán. aquí libró su última batalla hallada hace dos a.os tor El HERalDO en Costa Rica.
FOTOS: EL HERALDO San Salvador, donde yacen los restos de su tatarabuel­o y María tilo, tenía su cuartel general Morazán. aquí libró su última batalla hallada hace dos a.os tor El HERalDO en Costa Rica.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras