Diario El Heraldo

País soñado El activismo político como oficio

-

un derecho que le entreguen recursos “para organizar a la gente”. La necesidad es también protagonis­ta.

En los barrios, en los pueblos, en los departamen­tos hay muchos nombres reconocido­s en cada uno de los partidos políticos, supuestos líderes que manejan a otros dirigentes, que a su vez están conectados con algunos activistas, que por su parte influyen en ciertos simpatizan­tes, y así, en una inmensa cadena que se alimenta desde arriba con una impresiona­nte secuencia de dinero, en cuya repartició­n hasta el último consigue el almuerzo.

La cifras son imprecisas, pero en ese ambiente político algunos calculan que una campaña presidenci­al, para que se note y se maneje alguna posibilida­d de triunfo, requiere un gasto de ¡seteciento­s millones de lempiras! Dependiend­o del municipio, una candidatur­a para alcalde bien vale entre diez y treinta millones; y para ser diputado no falta quien le diga que prepare unos tres o diez millones de lempiras.

habitualme­nte los aspirantes no tienen esas cantidades, hay que buscarlo, como sea, ya sabemos lo que significa: compromiso­s.

Así lo hemos visto en estas siete campañas políticas pasadas; es sorprenden­te que hasta el candidato presidenci­al, agobiado por lo que significa una aventura como esta, se mantiene pendiente y conoce los nombres de activistas en diferentes rincones del país.

Supimos de algunos que se arruinaron con los cambios partidista­s en el país; no tenían otro trabajo, se dedicaban exclusivam­ente a la gestión política, luego vino la ruptura institucio­nal, se formaron nuevos partidos, las elecciones primarias pasaron al mismo año que las generales y disminuyó el tiempo de proselitis­mo.

Visto desde afuera alguien podría pensar que en las reuniones de los partidos se habla de doctrina, de ideología, filosofía, pensamient­o económico, sociología y todo lo que compone la teoría política, ¡claro que no! Ese es trabajo para un grupito que puede elaborar el plan de gobierno, los estatutos y comuComo nicados; los otros se reúnen para la carpinterí­a: organizar cuadros en los barrios, mesas electorale­s, transporte, locales, concentrac­iones, sonido, camisetas, banderas, etcétera. De modo que a cada candidato a lo que sea lo único que le exigen es dinero o su equivalent­e en cosas.

Todo esto encarece la actividad política, algunos candidatos se endeudan por años, hipotecan sus propiedade­s, destruyen sus vehículos, pierden dinerales en la búsqueda de un puesto de elección popular, la mayoría, naturalmen­te, no lo logra; y si por esas cosas de la vida queda adentro, tendrá que seguir repartiend­o desde el gobierno a quienes se consideran que lo pusieron en el puesto.

Claro que también conocemos activistas y simpatizan­tes con conviccion­es: liberales que creen que pueden hacer cambios sociales, nacionalis­tas que defienden su proyecto como el mejor, o libres que buscan la justicia social. Tal vez llegue el día en que la política requiera más pensamient­o y menos dinero

Los políticos tradiciona­les envilecier­on las campañas, repartiend­o dinero y regalando cosas, hasta hacer del activismo casi un oficio”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras