En el corazón de los palillos chinos probamos desde el lujoso xialongbao en la Torre 101 hasta el arroz bañado en salsa de cerdo en Ximending
olor a tofu revela que se ha entrado a la cocina china tradicional. Bienvenidos...
Unos ocho millones de chinos que sueñan con ser reconocidos por el mundo como una nación libre y autónoma de China continental se mueven día y noche en esta urbe que sonríe luminosa y que apenas duerme, pero que se alimenta con una variada energía. Vaya que sí.
Y si es verdad que el gusto entra por los ojos, la gran ventaja de la gastronomía taiwanesa es que se puede ver en la cocina la preparación de casi todo lo que te sirven en la mesa. Tras observar en primera persona el trabajo de cocineros chinos formados en grupos de seis, a cambio de unos 150 lempiras (algo así como 200 nuevos dólares taiwaneses) pudimos examinar en boca propia 10 ejemplares de los famosos xialongbao de puerco, el platillo fuerte del Din Tai Fung, ese particular local que cuenta con una estrella Michelin y que hace cuatro años, por ejemplo, recibió la visita del famoso actor estadounidense Tom Cruise.
Llegaron sucesivamente los xialongbao de cangrejo, pollo, camarones y hasta uno dulce de postre. Los xialongbao o dumplings no son más que pequeños panecillos