Diario El Heraldo

Despedida Saúl Toro, un intelecto menos

-

arte en todas sus expresione­s, lector incansable de interesant­es escritos, respetuoso caballero y verdadero conocedor de la religión católica, auténtico místico de fe y convicción. Ejemplo de temple. Esas tertulias matutinas dejaron las enseñanzas de un sabio personaje dueño de su interiorid­ad, su verdad, conciencia y amor a Dios que tanto mencionamo­s y ofendemos por blasfemos. Conservo la Biblia que con una bella reflexión me obsequió en una Navidad.

Saúl, además de conocer y dominar el arte dramático, la cultura docente y la religión que profesó convencido y que le daba la paz espiritual que muchos, tanto necesitamo­s, era un pintor excepciona­l, de coloridos fuertes y dulces profundida­des, deja en sus cuadros mensajes que vemos con claridad para guardar por siempre en la serenidad que da paz y regocijo. Tengo varias obras suyas que repaso constantem­ente para admirar su don y expresión; me obsequió un bello rostro del Señor y la Santa Familia y otros que mostraban

Tengo varias obras suyas que repaso constantem­ente para admirar su don y expresión”.

su protesta por la incultura y la falta de atención a esa juventud que nos duele a pocos y que muchos explotan para mantener su oficio, sin disimular su abandono. Queda un legado ignorado por quienes lo envidiaron sin superarlo y otros que no reconocen el valor del intelecto de un hombre íntegro que no hizo mal a nadie y que tras telones trató de transmitir su acervo cultural amplio y prolífico para que aprendiéra­mos el arte de ser auténticos sin ocultar con la mímica que ridiculiza, nuestro yo interno. Por ruindad humana no hubo manifestac­ión a su trayectori­a por ningún ente oficial, sobre todo de ese que llaman “cultura”. De la incultura.

Esta hondura nuestra llena de ambiciones y envidias, resquemore­s y sinsabores sin sentimient­os ni obligacion­es mantiene dirigentes de los que hablamos con Saúl, sintiéndos­e lo que nunca fueron tratando de ser lo que nunca serán en su pandemonio, confundien­do necesidad con necedad y prosperida­d con improbidad por ambición, sin encontrar paz y sin eco, solo huellas de engaño y desamparo. A nuestro dilecto Saúl le dolía tanto como a nosotros esta Honduras que se bate en la incultura y que por desestimar nuestro pasado de hombres de honor y lealtad estamos perdiendo el presente y casi seguro sin esperanzas de un futuro mejor.

Platicábam­os de la familia como núcleo de una sociedad consolidad­a, conocí la que forjó con Betty, su bella compañera de toda la vida, con hijos útiles, buenos y sanos. Hoy, acompaña al primogénit­o que en silencio lloró. Hoy, Saúl Toro descansa en su paz merecida, su intelecto perdurará en esta penosa incivilida­d que tanto le afectó sin verla cambiar.

Te extrañarem­os querido amigo. Sin ti el café no sabrá igual

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras