Profesión El privilegio de ser médico
inquietud la que induce a la mayoría de profesionales de la ciencias de la salud, a ser médicos. Es una carrera de esfuerzos, venciendo el sueño y las distracciones para dedicarlo al estudio y la satisfacción de lograr conocer y vivir con el dolor para aliviarlo, en la medida que avanzamos en el conocimiento y entendimiento.
El médico debe darse con amor para cambiar el dolor por una sonrisa y el llanto por una lágrima y en total entrega compartir con el paciente su sufrimiento para entender su queja y alivianar su pena.
Ser médico es una vocación que se dedica por completo al estudio y la práctica con amor y nobleza, porque amor y nobleza merece quien nos confía su mal. Ser médico es discernir en el arte de reconocer el dolor y aliviarlo, don que se consolida con el estudio de la enfermedad escudriñándola para derrotar lo que la provoca, sin olvidar, nunca, que son seres humanos que necesitan ser tratados con respeto, cuidando su dignidad y privacidad, que no buscan caridad sino sanidad y curación. Por eso el médico debe actuar con sensibilidad y humanidad, dando calidez a esa vida que estamos tratando y es a la muerte a la que estamos enfrentando. Ser médico es nunca olvidar que no somos más que otros, que somos mortales con un conocimiento que ellos no tienen y que igual somos susceptibles al error, la equivocación, la angustia y la desesperación. No somos perfectos, pero estamos obligados a ser éticamente correctos y jamás permitir que la podredumbre de la sociedad corrupta en la que vivimos nos envuelva. ¿Qué es un médico sin ética? Un mercader de la salud.
No siempre tendremos la solución, pero mientras actuemos con un conocimiento firme y comprobado no habremos cometido negligencia. No olvidemos jamás que debemos de ser útiles a la sociedad no utilizados por quienes la ensucian, que somos responsables de la salud física y mental de nuestro pueblo y que un día seremos pacientes y nos va a doler si no fuimos lo que debimos ser.
Los médicos debemos rendir cuentas ante la sociedad que nos tiene ojeriza, ante el paciente que con angustia nos mira y ante Dios que no dio esa gracia que por desgracia no todos tienen. Ser médico nos hace atender con igual dedicación al que tiene fe y al impío.
El Colegio Médico de Honduras, a propósito de nuestro día, homenajeó a quienes cumplimos 25 y 50 años de graduados en significativa ceremonia donde nos reunimos compañeros de estudio, de internado y residencias, rememorando la mejor época de nuestra vida profesional y añorando los colegas que ya no están. Los de 50 años revivimos el insigne Hospital General San Felipe, catedral de nuestra formación con respetables maestros que nunca olvidaremos.
Mis 50 años de médico los dedico a mis padres que me dieron todo, a mi familia por su comprensión sin exigencias y a las pacientes que en mí han confiado y me han hecho mejor profesional. Gracias a Dios que me dio el privilegio de ser médico
Ser médico es nunca olvidar que no somos más que otros, que somos mortales con un conocimiento que ellos no tienen y que igual somos susceptibles al error”.
“El Colegio Médico de Honduras, a propósito de nuestro día, homenajeó a quienes cumplimos 25 y 50 años de graduados en significativa ceremonia”.