Pinto nos dejó sin mundial ruso
Rumbo a Rusia 2018 Mile Jedinak pasó como un tractor sobre la H, que solo hizo un tiro en 180 minutos. Inaceptable
Así, imposible. Rusia estaba tan cerca después del 3 a 2 a México que la ilusión creció al máximo, pero lo de Jorge Luis Pinto en 180 minutos de la repesca fue patético, tan deplorable que se sintió muy inferior al rival mucho antes de empezar. Y así, imposible. Porque si en el fútbol se vale defender, no se vale solo defender. Señor Pinto, hay que atacar de vez en cuando, sobre todo mientras había esperanza y el 1-1 nos metía.
Eran jeroglíficos
A decir verdad Australia y Honduras hacían pocos méritos para llegar a Rusia 2018, un Mundial que se estiraba entre la mediocridad de los dos candidatos del repechaje intercontinental entre el menos malo de Asia y el cuarto puesto de la Concacaf.
Entre cada pelota dividida, el protagonista era Néstor Pitana, el juez argentino que estaba cerca de cada jugada. Todo era confuso, una nebulosa perfecta para que emergiera, de nuevo, la figura de Donis Escober. Esta vez sin demasiados apuros, el Pimpollo era el mejor candado de una línea de cinco liderada por el capitán Maynor Figueroa y en la que Emilio Izaguirre fue baja por lesión al 42.
Toscos los dos equipos, ha sido Tom Rogic el artista que se atrevió a inventar algo distinto, mientras Pinto seguía aferrado a la idea de mandar todo al alargue.
Y así, imposible. Porque si Honduras no quería jugar al fútbol (apenas Alberth Elis daba muestras de rebeldía ofensiva y los laterales eran seres inexistentes) Ange Postecoglou se comía las uñas de los nervios. En el fondo sabía que el gol vendría sí o sí.
Y llegó. Al minuto 53 se alinearon los astros a favor de los Socceroos y el sol se iluminó en el barbado Mile Jedinak. A la falta de Bryan Acosta llegó un lanzamiento inofensivo que iba a morir en las manos de Donis, pero la desgracia quiso que Henry Figueroa la desviara al fondo de la red. Una pena.
La FIFA le otorgó la anotación al jugador del Aston Villa inglés que, en adelante, fue amo y señor en la grama del ANZ Stadium. Bien sancionados por Néstor Pitana, y después de que Honduras entera quedara esperando la mínima reacción de los
futbolistas nacionales, se vinieron en cascada dos lanzamientos de penal. Al 70 por una mano de Acosta y al 83 por una barrida de Jhonny Palacios a Robbie Kruse.
Jedinak agarró la pelota y encendió el carnaval. Primero Donis arañó la pelota y luego fue engañado, tal como fue engañado el pueblo hondureño en la previa de un repechaje que desnudó por completo el pobre nivel de
dos de las últimas selecciones que competían por ir a Rusia.
Lo del 90+3 fue anécdota nada más. Así, imposible. Una Selección sin moral, cobarde, pusilánime, fue solo el reflejo de su entrenador, que otra vez terminó buscando responsables externos.
¿Habrá mea culpa? ¿Se podrá alguna vez sentir culpable? Al menos la madrugada hondureña ya lo decidió: ¡JL Pinto, váyase ya!