Crisis ¿Habrá diálogo político?
sus ideas y posiciones para provocar una discusión entre las partes con el propósito de lograr un acuerdo.
El diálogo se puede desarrollar en un ambiente de calma y amistad como también en medio de discusiones violentas. De todas formas, suele hablarse del diálogo como una exposición e intercambio de pensamientos donde se aceptan las distintas posturas de los participantes y todos están dispuestos a escuchar y a modificar sus propios puntos de vista, después de una discusión franca y abierta. Por eso existe un consenso sobre la necesidad de diálogo en campos como la política.
Se dice que muchos líderes, actuando con autoritarismo, tienden a excluir al diálogo, ya que pretenden que su verdad sea la única válida y desacreditan las opiniones de los oponentes, en un intento por fortalecer su dominio. En realidad esto tampoco contribuye a alcanzar consensos que sean de beneficio para todos.
El diálogo para que sea genuino y aceptado debe buscar la verdad mediante discusiones francas con fundamentos, sin prejuicios ni imposiciones. También debe tener una agenda que defina claramente los temas que serán analizados y discutidos entre las partes y, muy importante, que exista la voluntad de llegar a acuerdos.
Conforme a lo expresado por funcionarios públicos y otros líderes sectoriales, se tiene la intención de convocar a un prediálogo, nos imaginamos que con el propósito de llegar a un consenso sobre los temas que se incluirían dentro de la agenda del diálogo nacional que sería posteriormente convocado, para discutir temas macroeconómicos y sociales.
Sin embargo, para salir de la situación actual de enfrentamientos, movilizaciones y posturas intransigentes que tienen un origen político, es necesario promover y lograr un diálogo entre los políticos en el cual todas las partes, con espíritu constructivo y anteponiendo los intereses nacionales, puedan llegar a acuerdos que permitan solventar la crisis y que nuestro país vuelva a la normalidad para enfrentar los retos de inseguridad, educación, salud, desempleo, pobreza, corrupción e impunidad, que son nuestros enemigos.
En todas las elecciones del mundo hay ganadores y perdedores y en muchas ocasiones ha habido denuncias de fraudes y de malas prácticas durante los procesos eleccionarios. En nuestro caso, las elecciones generales de noviembre pasado fueron supervisadas por diferentes organizaciones y ninguna de ellas, en sus reportes, ha llegado a la conclusión de que hubo fraude o dolo, aunque sí procesos débiles y errores que deben ser corregidos hacia el futuro.
Para bien de nuestro país y pensando en los millones de hondureños que sufren los efectos de la crisis, es imprescindible que todos los actores depongan sus egoísmos personales y se sienten en una mesa de negociación con la sincera intención de llegar a acuerdos que traigan la calma y permitan la normalización de las actividades cotidianas de nuestro país y de sus ciudadanos.
Es impostergable tomar las acciones recomendadas por la Comisión de la Reconciliación y la Verdad para evitar que estas crisis sigan afectando a los hondureños cada cierto tiempo. La violencia, la zozobra y el enfrentamiento no son de beneficio para nadie y lo que hacen es ahuyentar la inversión, generar desempleo y poner en riesgo la vida de compatriotas
Se dice que muchos líderes, actuando con autoritarismo, tienden a excluir al diálogo, ya que pretenden que su verdad sea la única válida”.
“Es impostergable tomar las acciones recomendadas por la Comisión de la Reconciliación y la Verdad para evitar (...) estas crisis”.