“Aquí crie a mis hijos, los hice profesionales”
“Un 30 de mayo de 1955 entré a trabajar en el mercado, es una fecha que jamás voy a olvidar, ya que es toda una vida acá”, manifestó Ramona Figueroa.
A sus 80 años doña Ramona ha laborado vendiendo durante 63 años, pero desde hace 35 años se ha dedicado a la venta de libros.
“Aquí crie a mis hijos, los hice profesionales, es un gran esfuerzo que vale la pena, acá hay muchas personas que nos hemos ganado la vida en una dura lucha”, explicó con orgullo Figueroa.
Y es que sus tres hijos se han graduado de la universidad convirtiéndose en docentes de inglés y español.
“Durante estos años he vendido de todo y he pasado todo tipo de calamidades”, recordó ya que ha tenido que sobrevivir a cinco incendios, muchas inundaciones y robos.
“Era una situación muy dura cuando este mercado no tenía techo, con las lluvias se nos llenaban los puestos de agua -hasta arriba de las rodillas en muchas ocasiones- y con el último incendió perdí todo”, expresó mientras hojeaba un libro de cocina.
En un puesto entre los laberintos de pasillos está su puesto lleno con más de mil libros de diferentes temáticas.
Para Ramona ha sido una gran experiencia trabajar las más de seis décadas en los mercados.
“En estos pasillos se desarrolla una vida llena de lucha, dolor, felicidad y compañerismo”, recalcó la entrevistada.
La cortesía y amabilidad es la característica que tienen estas vendedoras.
El mercado San Isidro fue fundado en 1896, según sus dirigentes.
Desde entonces entre sus paredes y pasillos hay infinidad de historias que contar.
“Hay varias mujeres que somos las que tenemos más tiempo de estar acá, hemos visto pasar a muchos y algunos que ya no están con nosotros”, finalizó la abuelita
“Es un gran esfuerzo el que hacemos en los mercados para salir adelante cada día”. Ramona Figueroa Vendedora