Trump revive la ambivalencia contra migrantes
LA migrAción hA sido un temA muy debAtido durAnte el gobierno del mAndAtArio de EE UU
Las palabras plasmadas en una placa en la Estatua de la Libertad -“Dadme vuestros seres pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser libres”- han recibido por más de un siglo a los recién lle- gados a la “nación de inmigrantes”. Pero con el presidente Donald Trump esta entrada no es lo mismo. A diferencia de cualquier líder de Estados Unidos en décadas, Trump ha atacado a la inmigración, reducido las llegadas legales, ha llamado a expulsar a millones de personas que no son ciudadanos e invita solo a extranjeros ricos y educados, con una evidente preferencia por los europeos blancos. Se trata de un cambio brusco para un país que se define a sí mismo por estar abierto a un “crisol” cultural.
Odio contra migrantes
Pero los expertos dicen que la historia de Estados Unidos está salpicada por reacciones negativas a la inmigración y constantes ambivalencias de los estadounidenses sobre si quieren continuar siendo un país de inmigrantes. “Cuando observas toda la historia de Estados Unidos, uno de los aspectos más sorprendentes es la manera en que el debate sobre la inmigración se ha radicalizado”, dice Julie Greene, profesora de historia en la Universidad de Maryland. En 1970 el Acta de Naturalización buscaba evitar que los negros se convirtieran en ciudadanos; en otra acta de 1798 se enfocó en los franceses; en la de 1875 se prohibió trabajar a los inmigrantes asiáticos y en 1924 una nueva acta migratoria apuntó hacia los europeos del sur y del este, que abarca principalmente a católicos y judíos.
Por otra parte, un factor que ha impulsado el odio de Trump contra los migrantes es el cambio demográfico que dejó a los blancos como una minoría en un número creciente de comunidades en todo el país. Con casi 12 millones de inmigrantes ilegales en el país, la mayoría mexicanos y de Centroamérica, los presidentes George W. Bush y Barack Obama intentaron frenar el flujo y facilitar la residencia legal de varios de ellos. Pero nadie hizo de la migración un asunto político de la manera que lo impulsó Trump