Celebran fiesta de paz y hermandad entre Ojojona y Lepaterique
Tradición Con el guancasco ambos pueblos de tradición lenca reafirmaron su deseo de vivir siempre en fraternidad
La avenida El Guancasco, en el pintoresco municipio de Ojojona, se convirtió en el escenario donde dos pueblos hermanos celebraron el pacto de paz acordado hace 275 años. Y es que en el marco de los días festivos en honor a San Sebastián Mártir, Ojojona y Lepaterique, comunidades de tradición lenca, revivieron el ancestral encuentro del guancasco, denominado como “La fiesta de la hermandad y las hospitalidad”.
Según la historia, este evento tiene sus origen en las confrontaciones y problemas que tenían ambos pueblos a causa de la delimitación territorial, donde el cese de las peleas vino con un pacto de paz.
Se dice que para ello tuvieron que mediar los patronos de ambas comunidades, Santiago Apóstol por parte de Lepaterique y San Sebastián Mártir.
El encuentro
Para celebrar este encuentro los fieles devotos del municipio de Lepaterique peregrinaron hacia Ojojona, acompañados de la imagen de su santo patrón Santiago Apóstol. Hacer este viaje les llevó dos días de camino. El evento inició con la procesión que parte desde la ermita de El Calvario hacia la iglesia de San Juan Bautista, donde las imágenes religiosas de los patrones son cargadas por grupos especiales. En este acto religioso, cultural, cívico, se hace el tradicional “Baile de las banderas”, para evocar las negociaciones de ambos pueblos en su afán para lograr la paz.
En el centro de la avenida, los abanderados realizan su baile, van a paso lento agitando sus banderines y mientras esto pasa en sus mentes rezan el Santo Rosario en honor a la Virgen María, y al encontrarse se dan la mano en señal de hermandad.
La parte fundamental del guancasco es el saludo que se repite tres veces entre las imágenes de San Sebastián Mártir y Santiago Apóstol, para luego ir en procesión hacia el templo.
“Este guancasco conmemora esas acciones pacíficas a favor de la legalidad de la tierra y deseo de Ojojona y Lepateri- que de vivir en paz”, expresó el sacerdote Tony Salinas, párroco de la comunidad