Diario El Heraldo

¿Qup necían ne Estupigol?

Clásico capitalino Motagua empató el partido gracias a un golazo de Javier Estupiñán, ex del Olimpia, que no tuvo reparos para celebrarlo con todo en el Nacional. El Ciclón sigue líder

- TEGUCIGALP­A

Lo celebró. Porque como dijo al final “goles son amores”.

No será el mejor dotado técnicamen­te de los delanteros de Motagua, pero Javier Estupiñán tiene el alma que abandonó al cuadro olimpista, que vio ponerse a esa torre colombiana de 33 años en el corazón del área para terminar de confirmar los temores que les da el color azul. Aunque fue silbado por la mayoría de hinchas blancos cuando ingresó al 54 (con el clásico cuesta arriba), el bombardero se puso dos tapones en los oídos y se dedicó a jugar, a estorbar, a combinarse con Rubilio Castillo, a meterse entre los centrales olimpistas y a definir con una hermosa tijereta al minuto 69 para destrabar un partido que ya ratos merecía empatar el cuadro de Diego.

Un tiempo para cada uno

El clásico finalizó 1-1 y, si bien no fue el mejor de los espectácul­os, tuvo muchos ingredient­es considerab­les.

Por ejemplo, que Olimpia dominó el primer tiempo cuando Carlos Restrepo mandó a su equipo a jugar. Cuando Bryan Moya hizo dos caños y cuando al minuto 24 se dio la mejor jugada colectiva: Moya-Rodas-Costly y penal de Harold Fonseca a Michael Chirinos. No hubo muchas protestas de los motagüense­s y Bryan Moya le ganó el valor a Carlo Costly, el primer penalero en esta nueva era olimpista. El ex-Vida, que anda en su mejor momento, remató secó, arriba, inatajable. Golazo para el 1-0.

El Blanco usaba gasolina de avión y le pasaba por encima al Ciclón, que al Nacional había llegado esperanzad­o en las maravillas que Diego Vazquez habla de Germán Mayenfish. El pequeño argentino no se ha terminado de adaptar y ayer perdió

cada pelota que tuvo. Apenas aguantó 45 minutos. Y en los próximos 45 minutos apareció el otro Motagua, el del esfuerzo semanal que abre la cancha e inyecta veneno en cada centro.

Y, claro, el Motagua de Javier Estupiñán, el colombiano que fue a buscar a su entrenador argentino para darle un fuerte abrazo después de vacunar a su antiguo amigo Donis Escober. Todo pasó hacia el minuto 69, cuando el Chino Discua recibió de Rubilio Castillo y le puso la rosca que más les hace daños a los defensas del Viejo León. Antes que todos estaba bien puesto Estupiñán para practicar una tijereta infernal, de mundial, extravagan­te y loca para el 1-1 final. Y si la providenci­a hubiera amparado a los Azules, el clásico era para los Atala. Santos la desvió al 83 con el arco limpio; Rubilio estrelló en el vertical al 88 antes de irse expulsado; y un derechazo de Carlos Discua propició la última salvada de Donis Escober. ¡Uf!

Se salvó Olimpia, que no lo pudo sentenciar antes al 66. Diego se negó a proclamars­e héroe en su primer clásico. Terminaron las acciones y todos felices... mucho más los Azules, claro

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Johnny Palacios anticipa a Rubilio Castillo en el área blanca.
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Espectacul­ar foto que refleja lo cerrado que estuvo el juego más esperado en la Liga Nacional.

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