A falta de pupitres, niños reciben clases en bloques o de pie
Maestros, padres de familia y alumnos claman por ayuda para superar esta calamitosa situación
El año escolar apenas inicia y la Escuela 7 de Mayo de la comunidad La Nueva Esperanza, Catacamas, desvela la calamidad en la que funciona.
La verde vegetación del exterior contrasta con la triste realidad en la que los niños reciben el pan del saber.
A falta de mobiliario, tres pequeños toman nota en el aire, casi haciendo malabares con sus cuadernos en las manos. A un grupo de niñas les fue mejor, llegaron temprano y lograron acomodarse en una rústica tabla sostenida por dos bloques de concreto.
Triste situación
La directora del centro escolar, Rosa Cabrera, lamentó las dificultades en la que empiezan clases los alumnos, pero dijo que se debe a que este año aumentó la matrícula y el mobiliario es obsoleto.
Los niños que tienen el “privilegio” de estar sentados es porque los padres de familia llevaron a reparar algunas sillas viejas.
A pesar de ese esfuerzo no les ajustó para todos los alumnos y a varios les toca recibir clases parados.
Cada silla reparada tiene un costo de 100 lempiras y la mayoría de los
padres son de muy bajos recursos y apenas pudieron comprarles sus útiles.
El maestro Saúl Hernández manifestó su tristeza al ver niños que llegan con alegría a recibir sus clases, pero cuando se dan cuenta que les toca estar parados se desilusionan.
Una madre de familia, para evitar que su hija reciba clases de pie o sentada en bloques y tablas, carga todos los días su propia silla desde la casa. Los padres de familia piden ayuda y esperan que la Secretaría de Educación apoye al centro educativo y los dote de mobiliario y textos para que así sus hijos puedan recibir una educación digna
Unos 200 estudiantes están matriculados en la Escuela 7 de Mayo de la comunidad de Catacamas.