Educación con dignidad
Para hablar de las condiciones precarias en que se encuentran muchos centros educativos no hace falta irnos al área rural. Aquí nomás, en la capital, donde se concentra el poder político del país, tenemos escuelas y colegios donde los alumnos reciben clases sentados en bloques, en el suelo, o de pie. Donde el déficit de mobiliario y material didáctico es el menor problema comparado con el de techos y paredes que están a punto de caer y son una amenaza para sus vidas.
El Instituto Blanca Adriana Ponce, en la Kennedy, y la Escuela República de Italia, en la colonia Óscar A. Flores, son solo dos ejemplos de las condiciones indignas en que reciben clases niños y jóvenes.
Pero si esto pasa en la capital, qué pueden esperar los alumnos de escuelas rurales como la 7 de Mayo, en la comunidad La Nueva Esperanza, Catacamas, donde los pequeños usan tablas sostenidas con bloques de concreto para sentarse, apoyando los cuadernos en el regazo, o cargan todos los días una silla desde su casa. Y quienes no tienen lo uno ni lo otro, es de imaginarse el desencanto que disipa la ilusión con que llegaron a su primer día de clases al darse cuenta que las recibirán parados.
Peor aún es la situación que atraviesan los más de 400 alumnos del Centro de Educación Básica Michel J. Hasbun en Cedeño, Choluteca, quienes tienen que soportar el hedor que dejan unos inconscientes que usan los alrededores como baño público, además de los daños causados a los ventanales y el cerco perimetral. Y como si no fuera ya demasiado, la falta de aulas obliga a un grupo de al menos 30 alumnos del cuarto grado a recibir clases hacinados en una pequeña bodega cerca de la cual se estacionan vehículos con altavoces que no dejan escuchar.
Las autoridades educativas, que enviaron al Idecoas un listado de 800 escuelas y colegios a nivel nacional que necesitan reparación, no deben quitar el dedo del renglón y mejorar la situación de estos centros debe ser una prioridad, como si quienes padecen tan indigna condición de enseñanza fueran sus propios hijos