UN MINUTO DE SILENCIO POR EL HOMBRE QUE EXALTÓ LA TRADICIÓN ORAL EN HONDURAS
Despedida El locutor, escritor y periodista se fue con la satisfacción de haberle entregado a Honduras más de 50 años de trabajo. Su nombre se hizo inmortal desde “Cuentos y leyendas de Honduras”, un programa que marcó la historia radial en el país
Se apagó la voz del hombre que durante décadas llegó a los hogares de millones de hondureños que, como si fuera cadena nacional, escuchaban por las noches “Cuentos y leyendas de Honduras”.
Jorge Montenegro, desde octubre de 2016, luchaba contra un cáncer linfático
que finalmente le ha quitado la vida. Los hondureños que crecieron escuchando su voz en la radio lamentan la partida de un hombre que entretenía a gente de todas las edades, y que se hizo omnipresente en los hogares con sus historias de La Sucia, El Cadejo, El Duende, la carreta fantasma y todos esos personajes de la tradición oral que inmortalizaron a este hombre que será recordado por generaciones.
El periodista, locutor y escritor sabía que su vida pendía de un hilo, aunque en su debilidad se fortalecía su esperanza de seguir viviendo.
A inicios de 2017, Montenegro comenzó su tratamiento de quimioterapia, sus fuerzas disminuyeron, y aunque
su cuerpo no mostraba señales de deterioro, su luz se iba apagando.
Decía que Dios tenía la última palabra, y que si había algo que le dolía de su diagnóstico de cáncer, era el futuro de su hijo menor. “El otro día viendo a mi hijo de 12 años le dije a Dios que no me lleve todavía”.
La despedida
En una columna que por 40 años escribió en un diario capitalino, el creador de “Cuentos y leyendas de Honduras” se despidió de sus lectores, también dio una mirada al pasado, al trabajo de más de medio siglo que realizó ininterrumpidamente. También hizo una reflexión sobre el olvido y sobre los amigos que permanecen y los que abandonan.
“¿Qué pasará cuando me muera?, ¿cuánta gente irá a mi vela y a mi entierro? No lo sé, el amor se ha enfriado”, expresó en este sentido texto en el que recordó a sus grandes amigos que ya murieron y que aún permanecían en su mente y corazón.
Y aunque Montenegro era consciente del gran cariño que le tenían los hondureños, y del cual dijo sentirse halagado, en el fondo también estaba el temor ante el olvido.
“Me llevo el rostro de los niños y adolescentes de escuelas y colegios donde fui a dar conferencias sobre
nuestra tradición oral, su silencio, su atención, sus sonrisas cada vez que me escuchaban”.
El locutor se fue satisfecho del trabajo que le dio a Honduras por más de 53 años, y no es algo que suponemos, es algo que él mismo dijo.
Ahora no queda más que proteger el legado de este hondureño que con sus relatos le quitó el sueño a los niños, dejó con “la cabeza grande” a los hombres que creían que en el camino les iba a salir La Sucia, y que hizo dudar a las mujeres sobre si alguna vez se iban a encontrar con El Duende.
El 15 de febrero Montenegro hubiera celebrado 78 años