“Cuando conocí a don Jorge”

La primera vez que vi a don Jorge Montenegro en persona también fue la última y, de alguna manera, creo que lo sabía y aproveché a tomarme un par de fotografías con él. Llegamos a su casa el periodista Fernando Maldonado y yo. Cuando nos abrió la puerta nos saludó como si nos conociera de hace años, nos hizo pasar y luego desapareció de la sala. Una vez que regresó, comenzamos a hacer la entrevista y verlo ahí sentado, relatando sus historias era para mí un momento único. Hace años sabía quién era Jorge Montenegro, el del vozarrón, pero jamás me imaginé que un día estaría en una sesión privada de “Cuentos y leyendas de Honduras”. Nos habló de La Sucia, de El Cadejo y de El Duende. Nos reíamos por la jocosidad que tenía para contar las cosas, para decirnos que los fantasmas no existían, que le tuviésemos miedo a los vivos porque esos sí eran pícaros. Lo oímos quejarse de que a los hondureños ya no les gustaban las buenas historias, de que cada día los jóvenes pierden su identidad como ciudadanos, de la poca voluntad de los que manejan el país para promover las historias que enriquecen el folclore. Pero no se quejó de su enfermedad, tampoco de su dolor. Recuerdo cuando dijo: “¡Ah! Pues si ya no me mataron como tres veces, pues”. Luego de una hora, cuando las grabadoras se apagaron, nos acompañó a la puerta, no sin antes concedernos un par de fotos tomadas por Efraín Salgado. “Perate Lucía, me voy a acomodar para abrazarte bien”, me dijo. Como reportera creo que es uno de esos momentos que voy a atesorar siempre, haber entrevistado a la leyenda radial del país me hace sentir afortunada