El odio está dentro y fuera
La realidad virtual con cada uno de sus componentes es una proyección de lo que se entendería en oposición a este, como el mundo real o no cibernético, por ende, si hay odio, amor o respeto en el uno, lo habrá en el otro.
Es una verdad ineludible que las herramientas virtuales colaboran hoy en gran medida a la expansión de todo tipo de pensamientos e ideas; tienen espacio en ellas lo constructivo y lo nocivo. No obstante, hay que tener claro que es medio y no fuente, tanto de lo positivo como de lo negativo. Es un ser humano quien crea los contenidos, y no un software.
En relación con la llamada ley contra el odio, o mejor dicho, ley que establece medidas para prevenir los actos de odio y discriminación en redes sociales e Internet, puedo decir que es una iniciativa digna de celebrarse porque desde la lectura de la propuesta se entiende que pretende controlar un hecho que en los últimos años ha venido a formar parte de la realidad mundial y nacional.
Sin embargo, partiendo de la idea de que el odio, el acoso, la discriminación y cualquier acción dañina contra el individuo no nacen, sino que solo se reproducen en las redes, esta ley se queda corta por no decir cortísima. No me refiero a los alcances que tenga en sí misma la ley, sino que para mitigar el odio y la discriminación en la sociedad una sola ley es muy poco.
Si no se trabaja en otras estrategias, será simplemente como cerrar una ventana, una puerta, cortar solo una de las tantas carreteras que males como los mencionados tiene para cobrar vida. Si no queremos ver discriminación en las redes sociales hay que sacarla de la sociedad. Faltarían páginas para hablar sobre la historia del odio en el país, esas cifras que nos erizan la piel no son más que un capítulo de la misma.
Estos problemas nos han precedido y acompañado siempre, pero se han hecho más visibles y cobrado otras características y dimensiones gracias a la Red informática, no es nuevo, solo lo notamos más, otras acciones eran pertinentes en el pasado.
Paralelo a esta ley, debe venir un período fuerte y significativo de educación sobre el uso ético de los espacios virtuales, que de manera ideal debería ir más allá de los muros de las escuelas para que nadie alegue ignorancia en caso de que incurra o sea víctima de alguna falta.
Por último, no solo se espera sino que se exige que se respete el espíritu de esta iniciativa, y que los términos odio y discriminación, sean usados única y exclusivamente para proteger a la primera preocupación del Estado: el individuo
Partiendo de la idea de que el odio, el acoso, la discriminación y cualquier acción dañina contra el individuo no nacen, sino que solo se reproducen en las redes, esta ley se queda corta por no decir cortísima”.