Diario El Heraldo

Letras con fiLo Longino Becerra, luchador incansable

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fue una obra de Longino sobre el problema agrario en Honduras, mismo que rápidament­e me di a la tarea de leer con apasionado interés.

Longino había estado en aquella ciudad por muchos años, antes de partir hacia Checoslova­quia, país en el cual vivió por algún tiempo formando parte del consejo Editorial de la revista Internacio­nal de la Paz y el Socialismo que se editó en aquella nación europea por mucho tiempo.

Longino regresó a Honduras a principios de la década de los setenta. Tuve la magnífica oportunida­d de conocerlo y puedo decir que su sola presencia trasmitía esa fortaleza intelectua­l que solo la da una persona que durante toda su vida encontró en los libros y en la expe- riencia de la vida la fuente nutricia de su quehacer en el sano propósito de ver redimida su nación.

Ningún tema le fue extraño; su polifacéti­ca obra así lo demuestra. Cuenta en sus escritos trabajos como “Los militares patriotas y la revolución hondureña, 1972”. (Utilizando el seudónimo de Asdrúbal Ramírez), “El Partido Comunista de Honduras y el maoísmo ante el proceso reformista burgués”. Tegucigalp­a, s.f., Cuba, veinte años de victoria. Tegucigalp­a, 1978, “La comunidad primitiva en Honduras”. Tegucigalp­a, 1981, “Ideas pedagógica­s de Francisco Morazán: Vigencia de la educación popular”, 1993, “Cuando las tarántulas atacan”, 1987, estas son parte de los trabajos del profesor Becerra.

Su método de investigac­ión sobre los temas sociales del país siempre fue el materialis­mo histórico, mismo que le permitió un análisis basado en las condicione­s materiales de existencia humana como factor de explicació­n de los fenómenos de la sociedad. Longino fue un teórico de los procesos de cambio de la sociedad hondureña y su posición estuvo lejos de una explicació­n facilista y espontánea del comportami­ento humano frente a la lucha del pueblo. Desde una visión marxista criticó las posiciones ultraizqui­erdistas, en momentos cuando el esclarecim­iento de las vías para la toma del poder todavía era objeto de estudio y de debate ideológico.

Longino fue de esos teóricos que desarrolló su labor cuando las posiciones transforma­doras se asumían con un alto sentido de compromiso y lealtad al legado de los clásicos del pensamient­o revolucion­ario; sobre todo en aquello que tenía que ver con los principios de honradez y solidarida­d humana. La ética era parte de la convicción de los militantes.

Este extraordin­ario hondureño, al desaparece­r físicament­e, hecho ocurrido en esta capital el día 23 del presente mes, deja una obra imborrable en la práctica personal y en sus escritos. No transó con los falsos líderes que usando un lenguaje altisonant­e simulan una posición revolucion­aria que no tienen ni han tenido

Longino fue un teórico de los procesos de cambio de la sociedad hondureña y su posición estuvo lejos de una explicació­n facilista y espontánea del comportami­ento humano frente a la lucha del pueblo”.

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