Un proyecto por la vida y la educación
Además del bullying, otra problemática tanto o más brutal acecha a los centros educativos de Honduras. Nos referimos a la violencia perpetrada por manos criminales que siegan vidas, extorsionan e infunden una creciente inseguridad.
Precisamente esta semana un maestro fue asesinado ante sus alumnos en Olancho y un escolar murió en un tiroteo frente a su escuela en la capital. El asunto es grave, la violencia ronda escuelas y colegios, si no se ha instalado ya dentro de sus paredes.
A nivel de secundaria, son 700 los colegios en todo el país que han sido identificados como vulnerables ante la inseguridad y de los que más de uno ha visto amenazada su continuidad. De hecho, el cierre de colegios por esa causa es una realidad insólita que vive el país desde hace unos años.
Las consecuencias son nefastas para quienes sufren el impacto de la violencia en los centros de enseñanza y también para el país, porque genera más retroceso educativo.
Las soluciones a esta problemática no deben ser aisladas ni efímeras, de allí que genere mucha expectativa el programa “Asegurando la educación” que lanzó esta semana el gobierno hondureño en cooperación con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
En una primera etapa, el plan se pondrá en marcha en 65 colegios ubicados en la capital, San Pedro Sula, Choloma, La Ceiba y Tela, durante cinco años y con una inversión de 472.8 millones de lempiras.
La iniciativa estará enfocada en prevenir, atender, monitorear y reportar la violencia en los centros de estudio, con el fin de reducir los preocupantes índices.
El reto, más que mejorar la vigilancia policial en las escuelas y colegios, es lograr que esta ya no sea una necesidad de vida o muerte. Pero se requiere tiempo, pues para ello deben abordarse los factores estructurales de esta violencia e inseguridad galopantes de la que no se salva ni el sistema educativo. “Asegurando la educación” promete y promete mucho