Poderes Veto, diálogo y fe de erratas
Sería largo enunciar el decretero que nos agobia, no en vano se dice que somos el país con más leyes escritas, que no necesariamente se cumplen ni se aplican, pero se tienen para todo y todos, al gusto del “que paga por pecar”, porque penosamente nuestra injusticia tiene un precio. “El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan”. Pablo Neruda.
El Legislativo, de los tres poderes que se dice tenemos, es la verdadera maquila de todas las leyes y “leguleyadas” que nos tienen hartos por tantos yerros cometidos a pesar de los celebérrimos personajes que han hecho de esa, antes augusta cámara, su segundo hogar. Y como no aceptan sus equivocaciones, acuden a la “fe de erratas” para despistar y encubrir errores. Que no es legal ni debería permitirse ese tipo de maniobras politiqueras que no corrigen sino aumentan la incredulidad de todo un pueblo que ve con asombro que sus representantes por no tenerse fe hacen las del gato con sus obradas. ¡Y ya!
En el último gazapo de la “ley de dominios” no entendieron de qué se trataba ni su trascendencia o lo entendieron tan bien que preocupados corrieron con el decreto para enmendar
Sería largo enunciar el decretero que nos agobia, no en vano se dice que somos el país con más leyes escritas”.
“Se dio el veto presidencial para demostrarnos, por única vez, que hay verdadera separación de poderes”.
lo inconstitucional que ellos mismos aprobaron cuando no debieron hacerlo. Los que entienden de esas lides han protestado por la dedicatoria que el decreto pretende y todos se han manifestados en contra. Hacen parecer mal lo que es bueno y confunden al legislador ignorante levanta manos y al pueblo que siempre es timado. Sin consideración alguna.
Se dio el veto presidencial para demostrarnos, por úni- ca vez, que hay verdadera separación de poderes y es cuando la oposición toma posiciones de incredulidad atacando lo actuado deseando que todo se descomponga para sacar provecho politiquero exigiendo sin aportar y negándose a participar para enmendar. Los agoreros prevén clamando un futuro incierto y esperan un fracaso del gobernante y un alejamiento con los diputados nacionalistas. Porque ellos, los otros, sin mácula, sin tacha y sin testes, hablan quedo cuando deben pronunciarse y gritan cuando deben callar sus conciliábulos vergonzosos.
Igual sucede con el traído y llevado diálogo, tres supuestos participantes exigen condiciones al creerse indispensables. Zelaya, prófugo del estudio con antecedentes nada envidiables, no cree nada ni en nadie. Nasralla narcisista exhibicionista lo secunda a conveniencia y Valle aplaudidor asignado, repite consignas sin la venia partidaria. No entienden para qué es un diálogo y anteponen su incivilidad al bienestar del país.
El tiempo perdido pasa factura que pagamos con desesperanza, porque para nuestra desgracia los que tienen la opción de concertar un futuro de paz, libertad y bienestar, nos vetan el diálogo sin fe de erratas