la bestia de los goles
Creció entre la pobreza y un padre alcohólico. Soñaba con ser Figo desde los 12 años y a los 17 ya debutaba en Sporting de Lisboa. Nadie lo ha podido parar. Manchester, Madrid, Portugal... Una máquina de récords...
Detrás de esas mil horas de gimnasio y unos cuádriceps bien definidos, hay un tipo tan seguro como orgulloso de sí: Cristiano Ronaldo.
También hay una historia qué contar, la que se remonta al 7 de septiembre de 2005 cuando su padre, José Dennis Aveiro, falleció por una crisis renal a causa del alcohol; el mejor goleador portugués de toda la historia se encontraba concentrado con la escuadra lusa para medirse a Rusia y decidió jugar esa noche.
En el fondo sabía que no podía hacer nada. Solo era el fin de una tormentosa relación de la que pudo salir con la frente en alto: al día siguiente, Alex Ferguson (su entrenador en Manchester United, el hombre que lo fue a ver a Sporting de Lisboa para ficharlo de inmediato, contrario a un enviado de Liverpool -Gerrard Houllierque no lo pescó por verlo muy joven) le dio permiso para viajar a Funchal a darle el último adiós a su padre.
En el entierro le pasaron muchas cosas por la cabeza al joven Cristiano: su gran sueño de “ser Figo” a los 12 años; la operación de corazón que le pagó Sporting de Lisboa a los 15 para que su carrera pudiera continuar; la cara de doña Dolores Aveiro (su madre) cada vez que su esposo llegaba ebrio a casa; el día que conoció al que sería su agente de toda la vida, Jorge Mendes. Y hasta su debut a los 17 años en la Primera División portuguesa.
Todo, absolutamente todo, lo consiguió luchando contra la corriente. Porque si su padre era amigo de la noche y las farras, su hermano mayor, Hugo, cayó en las drogas y el alcohol hasta que hicieron una apuesta en la previa de la primera final de la Champions que le ganaron a Atlético de Madrid. Ya era CR7, el ídolo del madridismo, y le planteó a Hugo: “Si el Madrid es campeón, dejas las drogas”. Y así fue. Volvía a ganarle a esa vieja lacra...
¿Por qué es The Best?
“El secreto de Cristiano es que compite consigo mismo, se reta”, ha dicho Carleto Ancelotti, quien lo dirigió en Real Madrid; “él mismo es su mayor enemigo porque se insulta y se critica cuando falla, como si tuviera dos personalidades en una”, aseguró otro futbolista que lo conoce bien: Fabio Coentrao, con quien iba y venía a los entrenamientos de los Merengues.
En la Euro 2016 tocó la gloria con su país al ganar el título continental. Se recuerda su lesión en los primeros minutos de la final ante los Galos y su cara furiosa, roja, llena de tensión, dando indicaciones junto al entrenador Fernando Santos para que no se les escapara la copa.
Aunque no lo crean, es un ser humano como todos. Sus hijos son su máxima debilidad y siempre que puede dedica dos horas diarias a hacer natación para tonificar sus músculos. Tiene 33 años pero mentalmente se siente de 25. Su fórmula es simple: trabajar el doble. ¿Será Rusia la cereza del postre de su enorme carrera?