País soñado Ese lenguaje nuestro...
líos de recopilar expresiones y olvidar algunas, que a puras cachas conseguiría unos cuantos ejemplos, y que no me fuera a barajustar.
Ahí en la mesa soltaron varios vocablos comunes, incluidas ¿malas palabras? que fue necesario buscar papel y un chunche para escribir: son un cachimbo -dijeron-, pero que no me enchibolara y solo escogiera las más populares que usa la “pípol” en la chola o en la chamba. Con la lista en la mano ya se podría hacer un machote.
Ya engavillados pensamos que era imprescindible hablar con el guardia del café, cuyo acervo es un fascinante sincretismo de expresión rural y urbana. Decidí solo sacarle conversación, me dijo que estaba chivas porque andaba un maje que siempre venía a vigiar los carros a ver si los dueños los dejaban abiertos, y que unos güirros que llegaban a pedir dinero, si uno estaba de boca abierta, le robaban el celular de las mesas.
Acostumbrados, como están, a quejarse de todo, me dijo que estaba un poco bajado, porque los jefes lo
Algunas frases vienen de España, de México, otras a saber, desconocemos el origen o el significado exacto, pero intuimos el concepto y nos entendemos”.
tratan como chancleta, y eso que llega oscuro a chambear y le pagan una babosada. “Anantes” y llega todos los días, porque anda con un dolor acá y se encachimban si piden permiso para ir al Seguro Social, y también ese Seguro, como se lo robaron ni atienden a la gente, le puede dar un patatús allí y no le paran bola. Se despidió diciéndome que tenía que hacer un volado y que después seguiríamos en la platicada.
Entonces abordé a la asea- dora para que me recordara otras frases; antes le mencioné que acababa de conversar con su compañero de trabajo: me dijo que a veces andaba atravesado, pero es que es bien bayunco, ahí tiene una “flusión” por estar moviendo unos calaches y después se puso a chapear, y no va al doctor, pero yo no quiero andar de ocho con yo.
Llegó un amigo que trabaja en la UNAH y me entretuve con él; me contó que venía de la Librería Universitaria de buscar un libro que en el mall cuesta más de 500 bolas, y se encontró allí a un compañero maestro que andaba hecho una fiera, le habían jalado el aire, no por andar todo desguabilado, sino porque es un cometa y llega tarde a trabajar, y parece que alguien le había hecho clavo.
Normal, la conversación desembocó en el fútbol y la política. Lamentó que los politiquillos siempre estén agarrados de las greñas, que son pelis para estar en el moje ¡pucha! no resuelven nada y quieren darle atol con el dedo a uno. Al final me ayudó con la lista: chonguengue, pisto, apercollar, hurgandilla, bojote, guachimán, juma, malearse, gurgurutear, maritates, etcétera.
Vaya pues, el lunes Día Mundial del Idioma Español, para proteger esa expresión humana que sirve a 572 millones de personas para hablar, cantar, chismorrear. El idioma es también una patria