las dos caras de la moneda en “la ronda”
LA OBRA ADAPTADA POR TEATRO MEMORIAS MUESTRA LA VIOLENCIA DEL PODER Y LA HIPOCRESÍA DE QUIEN LO EJERCE DENTRO DE LAS RELACIONES
En “La ronda”, las relaciones son un asunto de dos caras. La nueva puesta en escena del Teatro Memorias confronta e incomoda al público dependiendo de las propias experiencias que cada persona ha tenido en su vida.
Esta versión libre de la obra de finales del siglo XIX del dramaturgo austríaco Arthur Schnitzler, que se presenta en la Casa del Teatro Memorias, muestra que el poder aferentes niveles y se ejerce de diversas formas, desde la más violenta a la más sutil.
En la obra, diez personajes se relacionan entre sí, y aunque la ronda es un baile en el que se intercambian las parejas, en esta ronda el baile se convierte en un juego sexual, donde lo consensuado y lo forzado se ponen como cartas sobre la mesa.
Una prostituta tiene relaciones sexuales con un soldado que la avasalla, porque su posición le da el poder para hacerlo. Después este mismo soldado tiene un encuentro con una criada y los roles se invierten y ahora es él el sometido.
Pero la diversión de la criada se acaba cuando el señorito de la casa en la que sirve siente que tiene el poder de tomarla sin su consentimiento y es una violación la que acaba con las risas del público, que ante esta escena no disfruta, sino que se incomoda.
Posteriormente este señorito está en otra escena con una mujer casada y su relación de amantes tiene tintes masoquistas, y ambos lo disfrutan de esa manera. Pero luego ese maltrato y humillación del masoquismo la esposa lo vive de otra manera con su esposo, un hombre religioso que Biblia en mano ejerce violencia psicológica y física hacia una mujer ante la que él se siente moralmente superior, con el derecho de juzgarla y subyugarla. Y así, durante el resto de la obra, este esposo que se cree tan puro, correcto y perfecto tiene una aventura con una muchacha ingenua, que también se relacionará con un poeta, que después tendrá encuentros sexuales con una actriz que se relacionará con un ministro que también ha estado con la prostituta.
Y así es “La ronda”, que entre drama y comedia muestra las realidades de una sociedad que dentro de cuatro paredes sacia sus necesidades o perversiones y fuera de ellas se presenta con una moral hipócrita.
Y usted, ¿se identificará con alguno de los personajes?