Cristian Gavarrete: CUANDO EL COLOR TOMA LA PALABRA
Esta pintura opEra dEsdE su propio lEnguajE, si En Ella hay nostalgia o un dEsEo dE rEdEnción humana, ExistEn gracias a su única rEalidad: El color
Cuando un joven pintor inicia su carrera, es normal que sus preocupaciones estéticas estén centradas en el tema (en el qué decir); en cambio, los asuntos de lenguaje (el cómo decirlo), aunque están presentes, no mueven sustancialmente el interés del artista.
Por tal razón, cuando observé “Posdata”, nombre del primer proyecto pictórico de Cristian Gavarrete, inaugurado en Gracias, Lempira, el 27 de julio de 2017, no dejé de sentir sorpresa, estaba frente a una pintura que hablaba desde la piel de la pintura. Estaba frente a una obra que, lejos de cubrir el espacio, lo hacía visible.
Ahora en “Reminiscencias”, su segundo proyecto, inaugurado el 24 de mayo en el Museo para la Identidad Nacional (MIN), esta tesis se confirmaba en su justa dimensión.
Sin negarse a contar una historia o una vivencia, esta pintura tiene como punto de partida y como punto de llegada el color. Pronto la estrategia visual de Gavarrete me ofreció su propuesta, dialogar desde los códigos de su propio lenguaje.
Percibimos, en estas piezas, el recurso figurativo, pero al acercar el ojo nos damos cuenta que los límites, profundidad y volumen de las formas están sustentadas en el color; en ese momento recordé un precepto del artista Valerio Adami: “El instrumento para leer el dibujo es el color, como la voz es el instrumento para leer la palabra escrita”.
Los colores dan voz a las estructuras figurativas de Gavarrete y digo estructuras porque las formas que se revelan en estas telas no tienen la intención de ser re- ferentes humanos del mundo real, sino construcciones perceptivas del color, he allí su naturaleza estructural.
Es curioso, pero generalmente la pintura hondureña ha representado lo indígena con expresiones de grito, angustia y dolor, en cambio, en estas obras hay zonas de color que terminan en silencio, son el revés del grito, no alzan nunca el tono, prevalece así la sobriedad del coparece
lor ante el desgarramiento existencial.
Quizá esta sea la razón