Diario El Heraldo

Invitada La impunidad, el mensaje de que se puede matar a las mujeres…

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denuncias ante las autoridade­s competente­s, la falta de seguimient­o efectivo de las mismas y de la toma de medidas cautelares provocó que estas perdieran la vida. El crimen organizado es la segunda causa por la cual muchas mujeres han sido asesinadas y esto debido a que las políticas de seguridad no ofrecen la efectivida­d necesaria para prevenir ni contrarres­tar este fenómeno. Es realmente preocupant­e ver cómo la violencia de género cobra la vida de mujeres jóvenes, en estos casos las mujeres asesinadas tenían entre 20-34 años, y el 39.3% de ellas eran amas de casa, según datos del Observator­io de la Violencia de la UNAH. Detrás de estos datos fríos hay una historia de “relación desigual de poder entre hombres y mujeres”, donde están presentes factores como la “dependenci­a económica y psicológic­a”, que provoca que la violencia sea cíclica en el país, por ello es urgente que se generen más oportunida­des de trabajo para las mujeres con el fin de evitar que la dependenci­a económica las mantenga amarradas a una situación de violencia.

La violencia extrema que sufren las mujeres, en Honduras, donde muchas de ellas tras ser violadas son asesinadas y en muchos casos hasta descuartiz­adas, responde a las “prácticas machistas y a los sistemas patriarcal­es” que aun hoy se mantienen constantes en nuestro país. Siempre se repite el mismo patrón: “Es el hombre el que decide, el que cuida, el que protege y el que da o quita; esto solo puede cambiarse con una educación que fomente la igualdad, el respeto y la cultura de paz, educación que debe empezar en la primera infancia.

Las leyes que protegen a las mujeres y que están vigentes en el país no han logrado frenar la violencia, aunque sí están sirviendo para que muchas mujeres pierdan el miedo a denunciar, y para generar conciencia en la sociedad sobre la necesidad de que estos crímenes no queden en la impunidad.

Si en Honduras no se reconoce la gravedad de los asesinatos contra las mujeres se debe a que las autoridade­s mantienen una negación ante la violencia de género, negación que no les permite generar una verdadera política criminal para juzgar y condenar de forma expedita a quienes asesinan a las mujeres y niñas.

Si se quiere eliminar este flagelo de una vez por todas es necesario que, además de brindar educación que fomente una cultura de paz y generar oportunida­des económicas para las mujeres, las autoridade­s de nuestro país, ante todo, pongan fin a la impunidad y desarrolle­n planes de acción a nivel nacional y municipal para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, que incorporen a las organizaci­ones de mujeres, sociedad civil, medios de comunicaci­ón y al sector privado en un frente coordinado y colectivo que luche contra dichas violacione­s de los derechos humanos de las mujeres. Brindar formación adecuada a la Policía, los abogados los jueces, los trabajador­es sociales y al personal de Salud, de modo que se garantice el cumplimien­to de normas y protocolos para la prevención de la violencia de género y la atención de las víctimas; hacer que la justicia sea accesible para las mujeres y las niñas brindándol­es servicios jurídicos y especializ­ados gratuitos; así como otorgar recursos públicos adecuados para ejecutar las leyes y políticas existentes, reconocien­do el costo y las consecuenc­ias devastador­as de la violencia contra las mujeres, no solo por las vidas que han sido directamen­te afectadas, sino para la sociedad y la economía en general

Luz Ernestina Mejía

Si en Honduras no se reconoce la gravedad de los asesinatos contra las mujeres se debe a que las autoridade­s mantienen una negación ante la violencia de género”.

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