Honduras, el país de los 1,080 técnicos
De estos, 680 están morosos con el Colegio de Entrenadores y no pueden dirigir
Ser entrenador profesional de fútbol en Honduras es pertenecer a una pequeña élite que ni bien se divide en cuatro ramas (licencias) va estrechando su puerta de entrada a la sala donde están los ricos y famosos: LNP.
En los archivos del Colegio Nacional de Entrenadores (Conefh) hay un registro total de 1,080 técnicos distribuidos en las Licencias A, B, C y D; no obstante, a día de hoy lunes existe una morosidad en 680 de los afiliados. “El que debe no puede dirigir en ninguna categoría”, confirma Edwin Pavón, el presidente del gremio; “sin embargo, no son grandes cantidades, así que normalmente se pone al día cuando arregla con un equipo”, explica el Filósofo.
Por ejemplo, un asociado Licencia A paga una cuota equivalente a 500 lempiras al año; uno Licencia B, 400 y uno Licencia C, 300 lempiras anuales.
Al crearse la Escuela Nacional de Entrenadores (Enefut), que dirige Marco Antonio Garay y que tiene en Carlos Ramón Tábora a su coordinador regional para San Pedro Sula, la estructura obsoleta de los dueños de la táctica ha empezado a mutar hacia la profesionalización y la categoría de Entrenador Nacional de antes pasó a llamarse Licencia A, que es el documento que faculta a cualquier persona con educación media, mínimo, a dirigir en Liga, Liga de Ascenso, Liga Mayor, Liga Intermedia o categorías formativas.
“Nuestra visión es que para el año 2021 queremos ser reconocidos como una institución sólida de formación de entrenadores en la Concacaf”, explica Garay, doctor de profesión nombrado en la Enefut el pasado 5 de agosto de 2016. “Debemos formar entrenadores nacionales con un perfil internacional. ¿Hace cuánto que un DT nacional no sale del país?”, se pregunta Garay.
Un espacio limitado
Pero más allá de la formación y especialización de cerebros tácticos, de los 1,080 entrenadores que oficialmente reconoce el Conefh apenas un reducido grupo es el que ha
formado un círculo vicioso en Primera División; o sea, llegar a la élite no es nada fácil y los que están parecen vivir en una zona de confort de la que no desaparecen. Por ejemplo, Mauro Reyes fue cesado el torneo pasado en Juticalpa y para el Apertura ya se apuntó con Honduras; antes de llegar a Platense, Carlos Martínez fracasó en la Real Sociedad de Tocoa y Héctor Castellón pasó de Vida a Juticalpa.
Algo similar sucede en Argentina, por ejemplo, un país de 44 millones de habitantes que cuenta con 15 mil técnicos: Alfaro, Zielinski, Bernardi, De Felippe, Coudet y Madelón son solo algunos de los nombres que se repiten una y otra vez en la Superliga local. Todos estos cerebros dirigirán en el torneo 20182019 y ya pasaron al menos por dos clubes diferentes.
Mientras, en Costa Rica y según datos de la Escuela de Desarrollo y Estudio Técnico de la Fedefútbol, se necesitan alrededor de 1,200 entrenadores para acabar con el empirismo. “Nos hace falta muchos técnicos clase A, porque los entrenadores deben entender que no solo está la Primera; cuantos mejores profesionales lleguen a la liga menor, más jugadores de calidad aparecerán”, explicó Julio Mu- rillo, director de la Escuela de Desarrollo.
Limpiar el proceso
En Honduras, habilitados para dirigir formalmente apenas hay un aproximado de 400 DT, tomando en cuenta los 680 elementos que no pagan sus mensualidades. Licencia A son 120; Licencia B, 96; y Licencia C, 104.
Hablando solo de Primera ya hay polémicas de cara al nuevo torneo: el nuevo asistente de Olimpia, Dani Turcios, no aparece como afiliado al Conefh. En todo caso, si estuviera inscrito no cumple con los requisitos para estar en el banquillo, ya que en Olimpia Reservas aparecía en condición de quinesiólogo.
También hay otro caso: Reinaldo Tilguath. El Maizoro acaba de ascender con el Infop, pero apenas es Licencia C (solo puede conducir equipos de Liga Mayor para abajo). Y finalmente Amado Guevara, asistente de JL Pinto en la H que no pudo clasificar a Rusia, es Licencia C y a lo interno del Conefh no se explican cómo ahora es el nuevo DT de Puerto Rico.
Urge depuración y profesionalización en el país