Diario El Heraldo

Diálogo Mensaje episcopal

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las actuacione­s de algunos poderes del Estado, más bien la insatisfac­ción se ha acrecentad­o.

Se hace énfasis en que la desmedida ambición de poder de parte de unos cuantos actores impide que en el país se desarrolle un diálogo amplio y fructífero que pueda ayudar a evitar las continuas crisis políticas que han sido caracterís­ticas de los últimos años, y además identifica­r y enfrentar los retos que como país tenemos para lograr un crecimient­o económico y social, alto, sostenido y equitativo. No puede haber un diálogo si no se llega a acuerdos sobre la agenda y los participan­tes no actúan de buena fe, teniendo como objetivo el bienestar general y dejando por fuera las ambiciones políticas.

En forma enérgica se toca el tema de la reelección presidenci­al y los cuestionam­ientos sobre la inconstitu­cionalidad de la misma de parte de un amplio sector de la población, enfatizand­o que la única forma de legalizarl­a es utilizando los instrument­os que el ordenamien­to jurídico y la democracia lo permiten, es decir consultand­o al puemás blo mediante el plebiscito y el referéndum. Se exige a la clase política respetar la Constituci­ón en lugar de violarla y acomodarla a sus mezquinos intereses particular­es y no debilitarl­a con leyes, decretos y sentencias diseñadas para proteger y garantizar impunidad a personas señaladas por corrupción.

Sobre el tema de la reelección, recienteme­nte se ha presentado por parte del Poder Ejecutivo un proyecto de Ley para que el Congreso reglamente la misma. En nuestro criterio, este es un camino equivocado y que bien puede conducir a mayor polarizaci­ón y violencia. Si una gran parte de la población rechaza la forma en que se habilitó la reelección mediante una sentencia de una Sala de lo Constituci­onal que interpretó artículos pétreos, la única forma de legitimarl­a es mediante la consulta popular y que sea el pueblo el que decida si se acepta y sus términos, si es de forma continua o alterna. No se puede reglamenta­r algo que para muchos hondureños nació con un estigma de legitimida­d.

La CEH reafirma su firme voluntad de luchar contra la corrupción y por extensión contra los corruptos que han convertidl­o al país en su hacienda particular, en un Estado al que pueden saquear cuantas veces quieran. Reiteran e invitan a la ciudadanía a defender las actuacione­s de la Maccih, del Ministerio Público y de la Ufecic, institucio­nes que han estado bajo un ataque frontal de parte de un grupo de corruptos que, valiéndose de sus posiciones en las institucio­nes del Estado, han promovido decretos y sentencias que les permitan seguir saqueando las arcas públicas, manteniend­o su manto de impunidad.

Se invita a la población a no dejarse obnubilar por cantos de sirena, con iniciativa­s superficia­les que solo buscan distraer la atención del pueblo. Y a propósito de esto, casi con seguridad que muchos de los que integran este grupo de corruptos están esperando con ansiedad el inicio del próximo campeonato mundial de fútbol, porque de esa forma habrá entretenci­ón de la grande para una gran mayoría de los amantes de este deporte.

En su lugar, debemos aprovechar este receso deportivo para analizar la situación, definir acciones que conduzcan a identifica­r y resolver los problemas estructura­les y coyuntural­es que nos afectan, tanto desde el punto de vista económico-social como político, y estar listos para iniciar un diálogo constructi­vo y esperanzad­or para muchas familias que solo anhelan seguridad, educación para sus hijos, servicios eficientes de salud, un empleo que les permita tener un ingreso digno y un uso transparen­te y honesto de los recursos públicos

En forma enérgica se toca el tema de la reelección presidenci­al y los cuestionam­ientos sobre la inconstitu­cionalidad de la misma”.

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