El día D Rusia, el oso gigante que se enfrenta a varios retos en “su” Mundial...
Amenazas terroristas, peleas entre hooligans y la lucha contra Occidente. Prueba de fuego para la organización
Entre amenazas terroristas, temor a la violencia de los ultras o incidentes racistas, los retos de seguridad a los que debe hacer frente Rusia en “su” Mundial son varios, pero el Kremlin espera superarse para purificar la imagen de su país, empañada por varias crisis con Occidente durante estos últimos años...
Miles de visitantes extranjeros, centenares de millones de hinchas delante de sus televisores: el evento deportivo más grande del planeta es una ocasión de oro para dejar una bonita imagen de Rusia, lejos de los sobresaltos de la diplomacia internacional.
“Nuestro país está listo para organizar la Copa del Mundo, garantizar a todos los que vienen a Rusia una comodidad máxima y dejarles las emociones más positivas”, declaró el presidente ruso Vladimir Putin este miércoles, invitado en el 68 Congreso de la FIFA.
Para garantizarse una justa exitosa, Rusia apuntó al refuerzo de las infraestructuras, invirtiendo un total de 13 mil millones de dólares; pero las autoridades también han tomado medidas para reforzar la seguridad.
El primer objetivo es luchar contra el terrorismo, cuando el país es explícitamente designado como objetivo por la organización yihadista Estado Islámico (EI), más aún después de su intervención armada en Siria.
Cierre de muchas fábricas “peligrosas” alrededor de las ciudades sede y presencia masiva de policías -unos 30 mil uniformados desplegados únicamente en la capital Moscú- son algunos de los puntos de una larga lista de medidas pensadas para limitar el riesgo de atentados.
Los hinchas extranjeros, esperados en gran número en un país poco acostumbrado al turismo de masas, deberán hacer sus deberes: en las 11 sedes tendrán tres días para registrarse ante la policía local, bajo pena de multa en caso de control. Tendrán en la previa reaccionado desde entonces y esos violentos aficionados, seguidos de cerca por la policía, fueron invitados a pasar desapercibidos este verano.
Sin embargo, persiste un problema que ha resurgido en los últimos meses: el racismo, principalmente en los estadios, donde varios jugadores fueron víctima de gritos racistas en la liga local. La organización Fare, que lucha contra la discriminación en el fútbol, ha revelado 89 incidentes racistas durante la temporada 2016-2017.
Pero las autoridades, que han designado un coordinador a cargo de la prevención contra el racismo el año pasado, aseguran que el millón de visitantes que se espera en el país va a ser bien recibido en las 11 ciudades sede.
Se trabajó mucho “para formar a los voluntarios y a las fuerzas de seguridad contra el racismo”, indicó a la AFP Sylvia Schenk, de Transparency International y al mismo tiempo miembro del consejo al que consulta FIFA en Derechos Humanos.
Deporte y política
Por último aparece el tema político: desde 2010, cuando Rusia obtuvo la organización del Mundial 2018, el país recibió sanciones occidentales por haber anexado la península de Crimea y dar apoyo a los separatistas del sector este de Ucrania.
Otros puntos de tensión entre Moscú y Occidente: Siria, donde el ejército ruso intervino tras el pedido del presidente Bashar al Asad, y Estados Unidos, donde Moscú es sospechada de hacer maniobras para que resultara elegido Donald Trump como presidente norteamericano.
De todos modos, Rusia tendrá un mes para demostrar que el plan estructurado es el perfecto. A finales de julio se dará la nota final en el primer mundial en el país más grande del planeta