Rusia 2018
El anfitrión golea 5-0 en su debut
Acabado el festín inaugural abanderado por Robbie Williams, ella, la redonda, comenzó a rodar al ritmo ruso sobre el majestuoso césped del Estadio Luzhnikí de Moscú y puso al mundo entero a su merced... No era para menos, era el primer partido del Mundial 2018. Y vaya forma de arrancar la máxima justa del fútbol: goleada de la local Rusia 5-0 sobre Arabia Saudí. Una vez encendida la llama de la pasión futbolera con el silbato de Pitana (árbitro argentino), el mundo empezó a vibrar y fue testigo de un desatado anfitrión que se abrió al universo con el debut más soñado.
Inicia el festín... de goles en el Luzhnikí
Olfateada la debilidad del escuadrón dirigido por el argentino Juan Antonio Pizzi, los rusos metieron el pie al acelerador y cuando el cronómetro marcaba 11 minutos con 32 segundos Yuri Gazinskiy clavaba el primer zarpazo sobre los árabes. Aleksandr Golovin, desde la izquierda, encontró en las alturas a un Gazinskiy que no solo hizo delirar a las 80 mil almas presentes en el templo futbolero, si no que se inmortalizó como el vi- gésimo hombre en anotar el primer gol de un mundial.
Vaya privilegio. Aunque los saudíes entraron en el partido con voluntad de llevar la iniciativa, demostraron ser demasiado blandos para una cita como esta y los anfitriones se lo hicieron saber.
Rusia estaba de fiesta y entre su alegría vivía un contrastante momento al minuto 24: Alan Dzagóyev se iba lesionado y en su lugar ingresaba el que sería el mejor hombre del partido. Enfundado en el traje de figura (sin saberlo, claro), Denis Chéryshev salió decidido a comerse el mundo. Y se lo comió. “Nunca podría haber soñado con algo como esto”, decía un emocionado Denis luego de firmar su partidazo...
Ríndanse ante Chéryshev
Mientras Mohammed al Sahlawi, el 10 árabe autor de 16 goles en 18 partidos eliminatorios, era una golondrina en verano y desahogaba su impotencia con reclamos hacia el árbitro, Chéryshev comenzó su concierto sobre el epílogo del primer tiempo.
Al mejor estilo de Messi, libró la barrida de Mohammed al Breik y vacunó al meta Abdullah Almuaiouf con un zurdazo alto (2 -0, al 43). Si él lo gritó, Rusia lo hizo retumbar...
Y si alguno pensaba en alguna reacción árabe en el complemento, la expedición de Stanislav Cherchésov se encargó de disipar esas dudas. Arabia desapareció por completo, por más que la posesión dicte 60-40 a su favor, y los anfitriones encontraron más ánimo para gritar una, dos y tres veces más... Golovin volvió a ejercer de gran pasador, colocó un centro medido a la cabeza de un Artem Dzyoba que picó cruzado el 3-0, al 71. La historia estaba liquidada, pero pasado el 90 la afición tuvo otras dos razones para seguir enloquecida. Chéryshev se sacó otro golazo de mundial con el exterior zurdo desde fuera del área (4-0, al 90+1) y el bueno de Golovin encontró premio a su gran partido con un tiro libre ajustado al palo izquierdo Almuaiouf (50, al 90+4). “Intenté estar allí arriba con Dzyuba, lo ganó con un cabezazo y yo solo golpeé la pelota, ¡no tuve tiempo para pensar!”, describió su obra maestra el gran Chéryshev. Rusia tuvo un derroche de música, color y sobre todo goles. Y todos los continentes fueron testigos de eso...