Con bomba molotov fue asesinada una familia en Nicaragua
Las manifestaciones en el país centroamericano han dejado en dos meses 178 muertos, entre opositores, policías y hasta periodistas
Al menos ocho personas murieron ayer durante ataques de hombres armados en Managua, informaron fuentes policiales, lo que eleva a 178 los decesos en el marco de las protestas antigubernamentales que se iniciaron hace dos meses en Nicaragua.
Seis de los fallecidos eran miembros de una familia cuya casa fue incendiada por una bomba molotov lanzada por un grupo de hombres encapuchados y armados, mientras los otros dos fueron atacados cuando quitaban barricadas de una carretera, informó la policía en una nota de prensa.
El incendio de la vivienda de tres pisos se produjo la madrugada de ayer, dijeron familiares de las víctimas. Dos de ellas sobrevivieron lanzándose desde un balcón, una mujer que está en estado grave y un niño que ingresó a un hospital con quemaduras.
La sobreviviente responsabilizó al presidente Daniel Ortega de lo ocurrido en un video difundido en redes sociales. De acuerdo con un testigo, cerca de 20 hombres armados con fusiles y encapuchados llegaron al barrio Carlos Marx y prendieron fuego la vivienda. Las acciones habrían sido en represalia ya que la dueña de casa se negó a dejarles usar los pisos altos para colocar francotiradores y disparar a eventuales manifestantes, agregó.
Vecinos denunciaron que los atacantes no permitieron auxiliar a los fallecidos porque disparaban contra quien quisiera acercarse a la vivienda. Según el reporte policial, los otros dos fallecidos son empleados de la alcaldía de Managua que fueron atacados por encapuchados cuando quitaban barricadas de una carretera.
El hecho que conmocionó a la población fue tratado ayer en la mesa de diálogo del gobierno de Daniel Ortega y la oposición: los obispos condenaron las muertes, mientras la oposición acusó al gobierno de no frenar a los paramilitares y grupos de choque.
El canciller Denis Moncada negó responsabilidad y acusó a los manifestantes que están en las barricadas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) expresó en un comunicado de prensa su “más enérgica condena por la masacre perpetrada por fuerzas parapoliciales en complicidad con la Policía”.
“Este crimen revela un escalamiento de la brutal represión del régimen de Daniel
Ortega y Rosario Murillo con saldo trágico de más de 178 personas asesinadas hasta la fecha”, agregó la ONG.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, condenó en Twitter “este acto de terror que es un crimen de lesa humanidad y que no puede quedar impune”. La relatora especial para Nicaragua de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Antonia Urrejola, reaccionó con “estupefacción y desgarro” por la muerte de niños “quemados vivos”.
Dos meses de protestas
La imagen de Nicaragua de país seguro, con un clima favorable para la inversión extranjera y una economía en crecimiento, se desdibujó en dos meses de protestas antigubernamentales que exigen la salida de Ortega, quien ha respondido con mano dura a sus opositores.
La Nicaragua que parecía abandonar su condición de país más pobre de Centroamérica comenzó a derrumbarse el pasado 18 de abril, cuando estudiantes tomaron las calles para protestar por una fallida reforma al seguro social. La dura represión por parte de las fuerzas del orden y las acciones armadas de las que se acusa a grupos progubernamentales extendieron las protestas a otros sectores de la población, que salieron a manifestarse contra Ortega, de 72 años, señalado también de corrupción y nepotismo. El acuerdo logrado el viernes con la oposición -en un segundo intento de diálogo desde que se desataron las protestas- es “positivo”, según indicaron opositores, aunque prevalece la desconfianza