“Estoy pasándola muy bien... Esta década me ha ido mejor que otras”
El veterano actor habló de su propia conexión con el personaje de su nueva película Boundaries, su sustitución de último minuto del desacreditado Kevin Spacey en All the Money in the World y su imperecedera sed de actuar
Imponente y majestuoso en su juventud, Christopher Plummer se ha convertido en una fuerza aún más poderosa con los años. A sus 88, Plummer pasó a ser el actor de mayor edad nominado a un Oscar en enero (por su interpretación de J. Paul Getty en All the Money in the World).
En su más reciente cinta, Boundaries, de Shana Feste, Plummer interpreta al padre distanciado de una madre soltera (Vera Fermiga) dedicado a la venta de marihuana. La película, que se estrena el 22 de junio, es un viaje semiautobiográfico de Feste sobre su propia familia, jocosamente imperfecta.
Cuando hablamos hace seis años, usted dijo que ser octogenario le hacía sentir pánico de no tener el tiempo suficiente para lograr lo que desea, ¿todavía se siente de ese modo? No. No hay tanto pánico porque ahora he atravesado mis 80. Ese tipo de pánico ya no existe. Estoy pasándola muy bien. Y en mis 80 tuve otra carrera. Estoy muy contento por ello. Esta década me ha ido mejor que otras.
¿Por qué cree que haya sido así? Los papeles. Hice de todo en el teatro. Todavía me gustaría hacer algo más, por supuesto, pero he desempeñado todos los grandes papeles y no tan mal. Ahora quiero los mismos grandes papeles, si se puede, en la pantalla.
En su libro de memorias In Spite of Myself, recordó de manera romántica sus días de bebedor, ¿tiene algún tipo de experiencia con la marihuana, como su personaje en Boundaries? No. Le he dado un par de probaditas a la marihuana, pero nunca me cayó bien. Solo me quedaba dormido, me desaparecía en mí mismo. Prefiero lo gregario del alcohol. Es una droga mucho más generosa.
¿Se conectó en lo personal con la relación padre-hija en el filme? No estuvo muy involucrado en la vida de su hija de su primer matrimonio, la actriz Amanda Plummer. Supongo que inconscientemente. En particular eso de no valorarse el uno al otro, hay un poco de eso en la película. Hay un poco del cotorreo paternal de yo te debo
y tú me debes. Eso también existe en la vida real.
La experiencia de reemplazar a Kevin Spacey en All the Money in the World debió haber sido un torbellino. ¡Estaba terminada! ¿Solo por recordar mis líneas recibo un premio? También me divertí, aunque no lo creas. Ridley (Scott), siem- pre quise trabajar con él, así que pensé que era una gran oportunidad.
¿Dudó en algún momento que podría trabajar tan rápido? No, solo esperaba que a mi edad me sirviera la memoria porque tenía que aprenderme mis líneas muy rápido. Pensé, “Ay Jesús, ¿seré capaz de hacerlo?”, pero lo hice gracias a mis años en el teatro.
Desde entonces, cada vez que se desata un escándalo sobre un actor, la gente bromea que usted debería sustituirlo. Es terriblemente chistoso (risas). Me parece comiquísimo. La más reciente fue Roseanne. Pensé, ¿qué diablos? Fue un poquito exagerado, pero me hizo reír.
¿Se siente alentado por lo que el movimiento #MeToo ha hecho por las mujeres en la industria del cine? Va a tomar tiempo porque todavía hay cientos de hombres de la vieja escuela, aun en tiempos modernos, que heredaron esa intolerancia, esa superioridad, ese “mi mujercita”. Es maravilloso, sin embargo, que la lucha se esté dando
Mucho antes de que esto sucediera (el #MeToo), mi esposa y yo pensábamos que una mujer debería ser presidenta. Y no tiene nada que ver con Hillary Clinton. Es hora de que haya una mujer”.