Lío se estrella contra sus fantasmas
Mundial de Rusia La Albiceleste chocó con el muro islandés y Leo Messi falló un penal al 63. Los Vikingos debutaron en mundiales y su portero, un director de cine, fue el héroe. Leo se declara culpable del score
Quedó solo en el centro del campo. Algunos atrevidos de Islandia se acercaban a pedir su camiseta. O simplemente a saludarlo; él, cabeza gacha, estaba ahogando sus penas en el infierno, sin querer saber de nadie. Sin querer saber que el debut argentino había salido con un amargo 1-1...
Al final, claro, no es el marcador, son las formas. Lionel Messi volvió a ser el Lionel Messi que desencanta con la camiseta albiceleste, el equipo de Jorge Sampaoli al que ayer le hizo falta gol a pesar de tener apellidos de pedigrí.
Y al 63 lo tuvo él, Lionel Messi. El astro del FC Barcelona que la rompe todos los fines de semana en la Liga de las Estrellas se puso frente a frente con el hasta ayer desconocido portero islandés Hannes Halldorsson, un director de cine de 34 años que había escrito un guión delicioso para que se cumpliera a cabalidad sabiendo que los focos iban a estar en su cara cuando el rosarino tomara la pelota después de la dudosa falta de Gunnarsson contra el Fideo ángel di María...
El partido de su vida...
Y ahí se paró él. A 11 metros de la gloria. Solo y su alma. Caminando mentalmente en la delgada línea entre la risa y el llanto. Prefirió el llanto...
Lo dijo Halldorsson: “He visto muchos videos de penales de Messi”. Y le detuvo el más importante en el momento más importante para los islandeses, el aguerrido y combatiente equipo de Heimir Hallgrimsson que llevaba el partido al punto donde quería él y los 300 mil aficionados-habitantes del país nórdico.
Sí, al fondo del bar. Porque en la mochila ya tenía su primer gol en la historia de los mundiales (obra de Alfred Finnbogason) y un punto que sabía a victoria contra el dos veces campeón del mundo, que se había puesto en ventaja después de un golazo de Sergio el Kun Agüero (zurdazo con una definición exquisita).
En adelante todo fue los pequeñitos argentinos contra los grandotes ogros islandeses, que construyeron un muro impenetrable, sin grietas, im-