Diario El Heraldo

¿Por qué se suicida un hondureño?

- Josué R. Álvarez

Antes de avanzar en las ideas que propongo es necesario aclarar que en este artículo no se pretende dar una respuesta porque es posible que ni siquiera los expertos en la materia la tengan, sino plantear, o quizá reformular, una pregunta que, si bien es incómoda, cada día cobra un color más imperativo: ¿Por qué se suicida un hondureño?

Pocas veces pulso el teclado con tanto recelo, mesurando las palabras que digo, contrapesa­ndo los verbos con los que intento precisar mis enunciados, porque no podría jamás describir lo que han vivido las familias que han perdido a un miembro de esa manera, mucho menos lo que sufre una víctima. Sería irresponsa­ble de mi parte solamente juzgar los acontecimi­entos desde lo que un suicida deja ver, que siempre es muy poco.

El suicido no es un hecho nuevo en Honduras y mucho menos en el mundo, sin embargo, la cifra está aumentando; es por ello por lo que llama la atención. Según el Ministerio de Seguridad, en 2017 se registraro­n casi 400 casos, casi un centenar más que en 2016. En 2018 no paran. Curioso es que la cifra la brinde Seguridad y no Salud. Desde este hecho se puede deducir cómo se está tratando el problema.

El suicidio, al afectar a una población tan heterogéne­a alrededor del mundo y en tan diversas circunstan­cias, no se puede encasillar en un “tipo de persona” o en un “tipo de situación”, lo que hace que se envuelva en más incertidum­bre.

Las razones del porqué de un suicidio se reducen muchas veces a rumores de pasillo en los que se dice que fue porque ya no soportaba a la pareja o por alguna ruptura amorosa, quizá por problemas económicos o de otra índole. La gama de razones se vuelve muy amplia cuando se comienza a revisar caso por caso, pero en realidad no hay certeza de que las dichas sean las razones de los hechos.

Algunos de ellos pueden dejar notas aclarando sus motivos, pero incluso así, si no estaban recibiendo aten- ción médica ni ningún tipo de seguimient­o, ¿quién asegura que se conocían lo suficiente y lo que declararon era lo que en realidad pasaba en sus vidas?

¿Por qué traigo estos escenarios? Vamos por partes. Los suicidios casi siempre sorprenden a amigos y familiares, es común escuchar decir a los dolientes que nunca se lo imaginaron porque actuaba con “normalidad”. Esto sucede porque es posible que una familia nunca haya identifica­do un cuadro depresivo en un miembro de ella, e incluso, él mismo no sepa qué es lo que está pasando por su cuerpo y su cabeza, y todo lo reduzca a un detonante que puede ser una relación mal llevada, un despido inesperado, las deudas u otra circunstan­cia.

Y aunque el suicidio afecta a ricos y pobres, y hasta se presentó un informe en 2011 que proponía la paradoja de una alta tasa de personas perdiendo su vida de esa manera en los países con mejor calidad de vida, en realidad, casi el ochenta por ciento de ellos se da en países pobres por personas pobres, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud.

Si atendemos a los datos proporcion­ados por la OMS es bueno replantear­se porqué se suicida un hondureño. ¿Es la situación económica de la mayoría de los hondureños? ¿Es la poca salud mental reflejada hasta en relaciones enfermizas? ¿Es la poca educación y la reducida visión de mundo? ¿Son los trastornos mentales agudizados por todos los problemas que embargan Honduras? ¿Será que un suicida se quita la vida más bien o es el “sistema” quien lo mata?

Cuando nos enfrentemo­s a una noticia de una persona que ha decidido no vivir más (poco más de una diaria en Honduras), en lugar de simplement­e afirmar que fue por tal o cual razón y juzgar desde nuestra perspectiv­a, planteemos preguntas que ayuden a reformular cómo estamos tratando el problema

El suicidio, al afectar a una población tan heterogéne­a alrededor del mundo y en tan diversas circunstan­cias, no se puede encasillar en un ‘tipo de persona’ o en un ‘tipo de situación’, lo que hace que se envuelva en más incertidum­bre”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras