Venezolanos no paran de huir de la crisis y del régimen de Maduro
A nivel mundial se considera que la situación de Venezuela sobrepasa lo esperado. Al menos 8,000 personas salen a diario de la precaria situación en la que viven; Colombia y Brasil están recibiendo la mayor carga
No paran de salir. Pareciera que Moisés aún tiene las manos levantadas y la gente no cesar de pasar. La situación de desplazamientos en Venezuela ya iguala a Siria.
El éxodo de miles de venezolanos a diferentes países a causa de la crisis ya es un hecho que preocupa al mundo.
Un estudio de varios integrantes de la Asamblea Nacional de Venezuela pronostica que en los últimos meses se reporta al menos tres millones de desplazados.
Algunos expertos estiman que al menos cuatro millones de personas habrían salido de Venezuela bajo las presidencias de Hugo Chávez y del actual presidente, Nicolás Maduro. Los principales destinos actualmente son los más cercanos, Colombia y Brasil, países en los que suelen comenzar sus nuevas vidas. Varios medios colombianos coinciden que unos 320 mil venezolanos tienen visa y otros 500 mil se encuentran indocumentados.
Mientras que la diáspora de venezolanos que ingresan a diario a Perú huyendo de su país alcanzó la cifra récord de 5,100 en la frontera terrestre con Ecuador, informó el gobierno.
El 11 de agosto se registró un récord de 5,100 ingresos de venezolanos por Tumbes, frontera con Ecuador, superando la cifra de mayo cuando en un día se registró 3,700 ingresos, indicó el Centro Binacional de Atención Fronteriza (Cebaf). El mayor flujo coincidió con la emergencia migratoria decretada por Quito, precisamente por la masiva llegada de venezolanos a Ecuador.
Según las autoridades peruanas, en la última semana ingresaron cerca de 20,000 venezolanos al país.
La Superintendencia Nacional de Migraciones de Perú estimó que unos 385,000 venezolanos se han establecido desde hace al menos un año.
Crece inflación
Los venezolanos recibieron con desconcierto y temores el paquete de medidas anunciado por el presidente Nicolás Maduro para hacer frente a la crisis económica y social que sigue agravándose ante el vertiginoso avance de la hiperinflación que, según el Fondo Monetario Internacional, se proyecta para un millón por ciento este año.
La decisión de Maduro de llevar próximamente la gasolina a precios internacionales, imponer un subsidio al combustible para una parte de la población beneficiaria de un carné estatal, así como la fijación de un sistema bimonetario en el que convivirán el bolívar y la criptomeda del petro, fueron rechazadas por analistas, empresarios y opositores que advirtieron que las medidas
La crisis económica mantiene en la pobreza al 87% de la población y hace que nueve de cada diez venezolanos no puedan pagar su alimentación diaria, reveló una encuesta que realizaron el año pasado las tres principales universidades del país.
Maduro confirmó que la reconversión monetaria, que implicará la eliminación de cinco ceros al bolívar y lo transformará en una nueva moneda llamada “bolívar soberano”, comenzará a aplicarse el 20 de agosto, declarado como día no laborable.
“Esto no va a resolver nada”, indicó molesta Angélica León, maestra de 52 años, al criticar los anuncios económicos del mandatario venezolano, y sostuvo que teme que “esto lo que traerá es más inflación y que empeore nuestra situación”. podrían acelerar la inflación y agravar las condiciones de vida de la población. “Estamos volteando la tortilla del sistema económico de guerra contra el pueblo”, afirmó el mandatario socialista al presentar su “programa de recuperación, crecimiento y prosperidad”, con el que aspira vencer en un lapso de dos años los desequilibrios económicos y la desbocada inflación que se movió el mes pasado a un ritmo diario de 2.7%, según estimaciones de la Asamblea Nacional, que controla la oposición. En julio se reportó una inflación anualizada de 82.766%, de acuerdo a cálculos de los congresistas opositores. El FMI indicó recientemente que la inflación podría saltar en Venezuela a un millón por ciento al cierre del año, una tasa récord en la región que llevaría el país petrolero a una situación similar a la que enfrentó Alemania en 1923 o Zimbabue en 2008