El embarazo adolescente
Honduras reporta una de las mayores tasas de natalidad de América Latina. Es el segundo país de la región con más embarazos en adolescentes. Cifras oficiales citan que la tasa de fecundidad en mujeres de 15 a 19 años es de 102 por cada mil nacimientos, sin incluir los embarazos de niñas de 10 a 14 años.
En este punto, las autoridades sanitarias públicas manejan números escalofriantes: en 2017 registraron 801 partos de niñas “todos ellos producto de violencia sexual”. El mismo año, el Ministerio Público recibió 3,000 denuncias de violaciones, cifra que podría triplicarse si se tuviera un registro fiel de los casos que se registran en el interior del país.
Los especialistas en temas de infancia y las organizaciones de sociedad civil que trabajan con jóvenes vienen advirtiendo desde hace años de la alta incidencia del embarazo en adolescentes es un fenómeno muy ligado en países en desarrollo como Honduras, a niñas que viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema del área rural y de los sectores urbano-marginales.
El panorama es desalentador, plantean mujeres que demandan la atención del Estado a la problemática, principalmente en aquellos casos en los que las niñas y las mujeres son víctimas de agresiones sexuales, y que a la vista y paciencia de la sociedad y las autoridades van en crecimiento año a año.
Ada Ruth García, del Grupo de Mujeres Ecuménicas por el Derecho a Decidir, mencionó que requieren de herramientas para frenar esta epidemia, y que una de esas herramientas es la aprobación del protocolo para la utilización de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE), que manda un tratamiento integral de las víctimas de violencia sexual.
Todos son procesos que deben ir acompañados de intensos procesos de educación sexual a los niños y niñas, padres de familia e incluso los sectores sociales que consideran tabú el tema.
Solo así se les garantizará el derecho a una vida plena y se le abrirán las posibilidades de superar los círculos de pobreza en los que nacieron y viven