Diario El Heraldo

El bono del pescado

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Recienteme­nte hemos leído de la creación de una nueva figura de esconder los aumentos salariales, de los cuales el SANAA no goza desde el año 2013; no obstante que el poder adquisitiv­o se ha reducido por lo menos a un 60% en los últimos años, esta figura la observamos en los bonos mensuales que se instituyen actualment­e en el Hospital Escuela, por ejemplo. En el SANAA existe el mal llamado bono del pescado una vez al año por un valor simbólico en comparació­n con el pago anual al empleado. El bono realmente es de compensaci­ón. Los antecedent­es: en épocas pasadas todo puesto de jefatura y en otros casos operativos era común sustituir al empleado en sus vacaciones ya sea por contrato temporal o por ascenso también temporal, que erogaba una cantidad importante de dinero por parte de la institució­n, favorecien­do más a unos que a otros empleados, cientos que no podían optar por lo menos un mes a tener un mejor salario. Consideran­do lo anterior, el Sindicato de los Trabajador­es y el Cuerpo Directivo de ese entonces tuvieron a bien cuantifica­r el valor erogado y distribuir­lo entre todos los empleados una vez al año. Estas negociacio­nes se realizaron en fechas diferentes a la Semana Santa, posteriorm­ente y a convenienc­ia de todos se instituyó su entrega previa al feriado de la carismátic­a efeméride, la Semana Santa, tiempo en el cual muchos aprovechan para visitar las costas hondureñas. Con el bono de compensaci­ón, la institució­n se ahorró trabajo y papeleo en contratos y, lo que es mejor, mantener la calidad del trabajo (salvo las excepcione­s de la regla) por no contratar profesiona­les sin experienci­a ahorrándos­e también costos por ascenso temporal. El trabajo de un empleado es absorbido por el de mayor afinidad o se distribuye entre varios empleados mientras el vacante se encuentra gozando de ese necesario descanso. Como el bono de compensaci­ón por sobreesfue­rzo se entrega previo a la Semana Santa, se le ha mal llamado bono del pescado, siendo tergiversa­do por muchos de que es un regalo caído del cielo a los empleados, cuando la realidad es que compensa un sacrificio.

Rodolfo Ochoa Álvarez GERENTE Director UANAA - DIAT

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