Donald Trump mezcla el comercio con la política exterior
Acciones con Corea del Norte, guerra comercial con China, un acuerdo con México y su negativa de incluir a Canadá... con ustedes el presidente de EE UU
Cuando el presidente Donald Trump canceló la próxima visita del secretario de Estado a Corea del Norte, responsabilizó a China y a las prácticas comerciales de las potencias mundiales. Durante sus recientes negociaciones comerciales con México, Trump elogió la colaboración en materia de agricultura y seguridad fronteriza de parte del mandatario saliente.
Ambos hechos ofrecen nueva evidencia de cómo las políticas comerciales de Trump se han convertido en el eje que conecta a dos elementos distintos de su política exterior de “Estados Unidos primero” y los sincroniza con su estrategia política rumbo a las elecciones presidenciales de 2020. Parece largo, pero no.
En 2016 logró el triunfo en parte gracias al apoyo de los votantes de clase trabajadora en los estados de la región centro norte, donde predomina la manufactura como Michigan, Wisconsin, Ohio y Pensilvania, quienes lo respaldaron apenas por encima de la candidata demócrata Hillary Clinton.
Sus agresivas tácticas comerciales, caracterizadas por aranceles y disputas con viejos aliados económicos, tienen como objetivo revertir lo que desde hace tiempo ha percibido como acuerdos comerciales injustos y, al mismo tiempo, mantener el respaldo entre los votantes, blancos en su mayoría, que han resultado perjudicados por la pérdida de empleos de manufactura.
“Donald Trump entiende que la política económica es política exterior y viceversa”, dijo Stephen Moore, exasesor de campaña del magnate republicano.
“El elemento principal de la política exterior no solo es mantener al mundo a salvo, sino promover los intereses económicos de Estados Unidos. Es lo que está haciendo Trump, esto es ‘Estados Unidos primero’”, dijo el exasesor.
Y en tiempos de elecciones
Según Trump, también es buena política.
“Es una postura populista. Pero también es una postura popular entre muchos estadounidenses”, comentó Moore.
Sin embargo, esa popularidad se ve cada vez más afectada, al encontrar resultados de encuestas donde la gestión del mandatario es desaprobada por la mitad de la población sin importar su bandera política.
Pero a esta celebridad convertida en presidente difícilmente se la puede considerar un líder abnegado de su partido adoptivo. Lanzó la campaña de su propia reelección pocas semanas después de su juramentación el año pasado en lugar de esperar las elecciones de medio término como sus predecesores. En momentos que crece el optimismo de los demócratas para recuperar la mayoría en la Cámara baja, Trump actúa motivado por la autoprotección. Es perfectamente consciente de las amenazas e investigaciones que pudiera sufrir si los demócratas ganan la mayoría en cualquiera de las cámaras. No resulta fácil, y Trump provocó una tormenta política innecesaria con su reacción demorada y fría a la muerte del senador John Mccain