Habla de Dios, de Hollywood y del #Metoo
Denzel Washington vuelve a ponerse en las manos de Antoine Fuqua para meterse en la piel de Robert Mccall en la segunda entrega de “El justiciero”, una película con la que no busca dar lecciones
El actor de 63 años, hijo de un predicador pentecostal y una madre propietaria de un salón de belleza, comenzó con la actuación desde muy joven.
Además de ser uno de los actores más respetados de Hollywood, Denzel Washington también es un padre de familia amable y tranquilo quien da testimonio sobre la fe cristiana y la importancia de sus tiempos libres, lejos de ser el estereotipo de la industria del cine.
En esta entrevista, Washington habla sobre su nueva actuación en la película “El justiciero 2”, una cinta de acción que no busca ser un documental sobre los problemas de la sociedad.
“El justiciero 2” aborda los conflictos derivados de la corrupción, ¿cree que es pertinente que incluso en el cine comercial se trate este asunto?
Quizá esa sea una pregunta para el director, él y yo no hablamos sobre el tema... Estoy pensando en algo inteligente que decir al respecto. Creo que lo importante de esta película es que sea entretenida, no es un documental ni una película sobre la corrupción en sí misma. La gente paga dinero, compra palomitas y refrescos y no están ahí para que les eduquemos en lo que está ocurriendo en la sociedad. Vienen a entretenerse, creo.
En la primera parte su personaje era un lobo solitario que había dejado su pasado atrás, pero en esta secuela se relaciona con varias personas, ¿cómo ha evolucionado?
Han pasado cuatro años y creo que es bueno que empiece a salir de su casa. No sé si fue el guionista quien decidió eso o trabajó con Antoine (Fuqua, el director), yo no estuve involucrado en el desarrollo del guión. Ahora tiene una amistad con un joven, está más abierto, ahora conduce un coche, así que habla con la gente. O al menos les escucha.
Usted dijo en una ocasión: “No aspires a ganar la vida, aspira a marcar una diferencia”.
Ya estoy marcando una diferencia, no necesariamente con lo que hago como actor, sino con cosas de las cuales tú no te enteras. No tengo por qué publicitar todo lo que hago. Y lo que yo hago no es más importante que lo que hacen los demás, pero ser un mentor... Si todos y cada uno de nosotros ayudásemos a una sola persona, no quedaría nadie que necesitase ayuda. Solo intento cumplir con mi parte.
Y respecto a la igualdad entre razas, ¿muchos personajes negros siguen estando estereotipados?
No sé, la verdad es que yo no veo películas. Tú siempre tienes el poder de decir que no, no tienes por qué hacerlo, así que si lo haces es porque lo has elegido. Siempre habrá estereotipos, eso es la naturaleza humana. Una película son dos horas de entretenimiento, no es un documental, no es la vida, es una suspensión de la credulidad.
¿Siente que ha abierto puertas a actores negros más jóvenes para que puedan acceder a papeles que no necesariamente son negros en el guión?
Yo siempre he tenido una elección. Un actor siempre puede elegir. Siempre puedes decir que no, si no te gusta no lo haces... ¿Quieres vivir con esa elección?
Pero cuando usted empezó a trabajar en los 80 solía ficharse a actores negros solo si el personaje era negro. Si no, se ponía a un blanco por defecto. En Hollywood no era tan común que...
Mira, lo primero es que eso de Hollywood no existe. Existe el negocio del cine, Hollywood es donde van los turistas, no hay un lugar donde todos nos reunimos para comentar cosas. El negocio del cine está en todo el mundo, hace mucho que no ruedo una película en Los Ángeles.
Pero en los 80 no era habitual ver actores negros en papeles de raza indeterminada y actores como usted o Will Smith han conseguido derribar...
No, eso no es cierto. No nos des tanto crédito, viene de mucho antes. Sidney Poitier lo hizo. Busca a un tipo llamado James Edwards, lo hizo en los 30, los 40 y los 50. Hattie Macdaniel lo hizo. No empezó
con nosotros. Nosotros solo cogemos el testigo y seguimos corriendo en la carrera, ahora hay toda una generación. Ryan Coogler es el primer director afroamericano en hacer una película que supera los 2,000 millones (Black Panther). Esto es un negocio, nadie va a darte dinero para hacer películas basándose en tu raza o en que seas simpático. Quieren recuperar su dinero. Es un negocio, así que si no hago dinero es un mal negocio seguir invirtiendo en mí. Seguro que hay 20 o 50 Black Panthers en preparación ahora, porque es negocio, no porque se sientan mejor con los negros o los quieran de repente, no. Porque hacen 2,000 millones. Habrá gente que tenga prejuicios, quizá algunos traten de frenarte, pero no hagas negocios con ellos.
¿Considera que necesitamos más justicieros?
Depende de cada uno de nosotros. Tenemos leyes, tenemos corazón, tenemos conciencia. Distinguimos entre el bien y el mal, Dios nos ha bendecido con libre albedrío, somos el único animal que lo tiene y podemos decidir. Es una gran libertad, pero también una gran responsabilidad.
¿Cómo se prepara para las escenas de acción? En la película pelea como un hombre más joven de lo que usted es.
He boxeado durante 25 años, es mucho tiempo, sé pelear. Sé cómo utilizar bien mi energía y dosificarla.
En la película hay una escena en la que su personaje se venga de unos hombres que abusan sexualmente de una chica, ¿está el movimiento #Metoo permeando en el cine de Hollywood?
Me provoca curiosidad saber qué pasará de aquí a cinco años. Todo el mundo está hablando sobre ello porque es el tema del momento, pero a menos que haya leyes... ¿Cuál era la pregunta?
Su opinión sobre la repercusión del movimiento #Metoo en el cine.
Ningún hombre ni ninguna mujer tiene derecho a acosar, a faltar el respeto ni mucho menos a agredir sexualmente a otra persona