Alerta por brote de paperas
La secretaria de Salud emitió al inicio de esta semana una alerta sanitaria ante un inusitado crecimiento en el número de casos de paperas, un mal que en lo que va de 2018 ya afectó a más de 5,000 personas, frente a los 138 que lo padecieron el año pasado.
Las paperas (nombre popular de la parotiditis) son una enfermedad que afecta principalmente a las glándulas parótidas, uno de los tres pares de glándulas productoras de saliva (glándulas salivales), ubicadas debajo y delante de las orejas. Hasta hace algunos años se suponía que era una enfermedad que afectaba con mayor frecuencia a los niños, sin embargo, con el paso del tiempo ha mutado y pasado a afectar a jóvenes y adultos, tal es el caso de lo que está sucediendo actualmente en Honduras.
El 70% de los casos registrados este año han sido en el municipio de Choloma, Cortés, y en jóvenes de entre 20 y 49 años de edad. Los afectados son empleados de la industria de la maquila, dijeron las autoridades.
Los registros médicos reseñan que hace muchos años esta fue una enfermedad endémica en el país, sin embargo, su incidencia se vio disminuida tras la inclusión de la vacuna en el esquema nacional de vacunación.
La vacuna se descontinuó en 1997 y esta sería la causa del incremento de los casos en la población que está siendo afectada actualmente y por lo que se teme que el número de pacientes, si no se previene el contagio, vaya en aumento. Expertos en epidemiología están recomendando aumentar la dosis de las vacunas que se ponen comúnmente para prevenir el brote. Pero mientras esa decisión se adopta, los ciudadanos deben asumir la responsabilidad con su salud y observar al pie de la letra todas las medidas de control que se recomiendan para evitar el contagio. Las empresas también deben asumir la responsabilidad para con sus empleados y garantizar condiciones higiénicas para con sus colaboradores. Seguro que con ello minimizarán el impacto económico que representa en estos casos el ausentismo laboral. Del plan no deben quedarse afuera los centros educativos. Es prioritario preservar la salud de los niños y los jóvenes. Siempre es más barato prevenir que atacar un mal