Diario El Heraldo

Los amarilis de la estación en el patio

No esperemos más a que una fiesta de flores fuera de la estación nos advierta y nos llame a la reflexión

- Víctor Manuel Ramos

La SAG debe ver más allá de sus narices y experiment­ar con cultivos nuevos de gran productivi­dad y rendimient­o económico para sustituir los tradiciona­les, que muy pronto no serán viables debido al cambio climático.

Los amarilis del patio de mi casa han florecido. La época normal en que nos regalan sus lindas flores es enero y febrero de cada año, pero en esa ocasión han adelantado la fiesta de sus magníficos colores.

Muchas otras cosas están ocurriendo al margen del calendario usual de la vida de muchas de las plantas de nuestro país; por ejemplo, el membriller­o de mi primo Rubén, en Siguatepeq­ue, que le regalé hace más de una década había dejado de fructifica­r. Este año, sorprenden­temente, produjo un membrillo.

Hace unos años, cuando viajaba a la aldea de Tolobre para atender a embarazada­s, en combinació­n con un proyecto de investigac­ión, con el recordado Conrado Zumelzu de la tierra de Neruda, pasaba por San Lucas, lugar en donde tradiciona­lmente se producían membrillos, pero las matas habían entrado en un período en que dejaron de producir.

Habrá que saber si, junto con el membriller­o de mi primo, los de San Lucas también han reanudado la producción. En La Esperanza se ha vuelto a cultivar las ciruelas y se producen melocotone­s de muy buena calidad, de plantas traídas de Guatemala, porque, indudablem­ente, han aumentado las horas de frío que necesitan estas plantas para poder producir.

En los años noventa yo introduje al país las manzanas Anna, la macadamia y la pera Ayre y durante un tiempo muy breve, el IHCAFE promovió el cultivo de la macadamia sin resultados.

Hace unos cuatro años, también, se han presentado grandes problemas en la producción cafetalera del país. Todo provocado por la lluvia en exceso, un año; otro, por la sequía; otro más por la roya,… Leí en un informe que el cultivo del café tiene la posibilida­d de sostenerse apenas por unos 10 años más en nuestro país. Y he visto a los del Ihcafé en la tarea de promover el cultivo del aguacate para sustituir las fincas cafetalera­s. En el sur del país y en la franja seca hemos tenido, en los últimos años, problemas en la producción de maíz y de frijoles, los granos que constituye­n la alimentaci­ón básica de gran parte de los hondureños. Todos estos cambios inesperado­s en el comportami­ento de las plantas, indudablem­ente se debe a los cambios climáticos, producidos por la intervenci­ón humana o porque se trata de un ciclo natural del clima en la tierra.

Capacidad

¿Está preparada la Secretaría de Agricultur­a y Ganadería (SAG) para enfrentar este cambio climático? O sigue interesada en drenar los fondos, que les asigna el presupuest­o, para su uso delictivo por parte de aspirantes a diputados en sus campañas electorale­s, como ha quedado al descubiert­o con el caso Pandora.

La imposibili­dad de seguir con los cultivos tradiciona­les, maíz y frijoles y posiblemen­te el del café, si las cosas del clima siguen como van, está en la mira y la conciencia de la SAG, o simplement­e se dedicará a remediar entuertos al empujar a los campesinos a que sigan practicand­o una agricultur­a de subsistenc­ia a medias –las siembras de maíz y de frijoles no satisfa-

Las siembras de maíz y de frijoles no satisfacen las necesidade­s alimentari­as.

cen siquiera las necesidade­s alimentari­as de las familias pobres durante un año por que las parcelas que cultivan son minifundio­s.

Los taiwaneses con sus misiones –y no el gobiernoso­n más acertados frente a esta situación preocupant­e. Primero impulsaron el cultivo de hortalizas orientales en el Valle de Comayagua y la crianza de tilapias en varias regiones del país. Ahora tienen un Centro de apoyo en La Esperanza para el cultivo de la papa. Y en el Sur impulsan el cultivo del ajonjolí, una planta resistente a las sequía y de gran demanda internacio­nal.

Ya lo dije en otro artículo: la SAG manda a los campesinos a sembrar maíz y frijoles, cultivos que realizan mediante las técnicas precolombi­nas con un güisute, a pesar de que esos cultivos no son capaces de sacar a estos hombres y sus familias de la pobreza y la miseria.

Es imprescind­ible y necesario que la SAG comience a ver más allá de sus narices y experiment­e cultivos nuevos de gran productivi­dad y rendimient­o económico que puedan sustituir los cultivos tradiciona­les que muy pronto no serán viables debido al cambio climático. Ahí están los pistachos, los olivos, el marañón y el ajonjolí para tierras secas; la macadamia para sustituir al café, los almendros para las tierras frías y el mejoramien­to de las actuales variedades de melocotone­s y de ciruelas, que son cultivos cuyos frutos son muy apetecidos en el extranjero y que nos traerían no solo divisas sino prosperida­d verdadera a los campesinos catrachos. Todo esto sin olvidar los maderables como el pino y la caoba y otras especies nativas y foráneas que podríamos introducir luego de estudios científico­s.

No esperemos más a que los amarilis, con su fiesta de flores fuera de la estación, nos adviertan que es necesario reflexiona­r sobre este asunto

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Proyección Ante el cambio climático se deben impulsar cultivos resistente­s a las sequías.

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