¿Y la intervención del RNP?
La anunciada intervención del Registro Nacional de las Personas (RNP) no avanza. La conformación de una comisión interventora está en suspenso, sin conocerse las causas.
Si bien la propuesta salió de la clase política, es la misma clase política la que justifica el retraso del proceso diciendo que aún no están convencidos del resultado que pueda tener la comisión interventora del organismo.
El tema incluso ha sido llevado a las mesas del diálogo nacional que se realiza con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y tampoco en esa instancia han logrado acuerdos.
Es más, en este escenario, y sin tapujos, un alto funcionario gubernamental expuso que es un tema que no avanza porque hay sectores que aún no están convencidos del resultado que pueda tener la comisión interventora en el RNP.
Con lo que sucede está claro que los políticos no tienen la más mínima intención de soltar el “botín” que les representa el RNP, y que están empeñados en continuar manipulando la administración de un organismo, que de más está decir,
no es, ni debe ser visto como una herramienta más del juego electoral.
Parece que han olvidado que el Registro Nacional de las Personas debe tener como su principal objetivo garantizar a los hondureños el derecho a una nacionalidad, lo que implica la emisión de un documento de identidad que les permita circular por la aldea global con la cabeza en alto, como los ciudadanos de un país pobre, en desarrollo, pero digno. También parecen haber olvidado que la actual crisis política tiene su génesis en el cuestionado censo electoral y que la tranquilidad social y la credibilidad en futuros procesos electorales pasan por la depuración total del organismo y del padrón electoral.
Lo que se pide no es mucho. No está en los cuernos de la Luna, como dice el dicho popular. Basta con que la clase política actúe con la responsabilidad y la transparencia que demandan los tiempos actuales, que dejen de lado sus ambiciones personales y partidarios y pongan por delante los intereses de un pueblo, que ya está cansado del manoseo de sus instituciones públicas