Diario El Heraldo

Carlos lanza nos abre las puertas de la enba

Bellas Artes tiene una historia que habla de un pasado glorioso, pero algo pasó, sus columnas sostienen algo que ya no existe; la próxima obra literaria del crítico de arte abordará este legado

- Allan Núñez

El incendio que consume a Bellas Artes es la mediocrida­d, es una escuela sin visión y sin pasión”.

La Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) es una de las institucio­nes culturales más cargadas de historia, de arte y de riqueza patrimonia­l, material e inmaterial, en el país. Ese tesoro se encuentra hoy doblemente amenazado. Por un lado, la indiferenc­ia gubernamen­tal cuya única política es dejar que la humedad se coma este tipo de institucio­nes; por otro, la mediocrida­d de su personal directivo y de buena parte del personal docente, con todos sus efectos insalubres.

Como medida de salvación, el crítico de arte Carlos Lanza propone repasar la trayectori­a de la ENBA, desde su fundación hasta su consolidac­ión (1940-80), convencido de que hurgando en el pasado quizá encontremo­s claves de regeneraci­ón. Así nos lo hace ver en esta entrevista realizada en vísperas de la publicació­n de su nuevo libro consagrado a la ENBA, un acariciado proyecto que inició hace 15 años.

¿Por qué escribir un libro sobre la ENBA?

Este libro surge como parte de un proyecto de investigac­ión en la asignatura de Estudio Dirigido, materia que lastimosam­ente desapareci­ó del plan de estudios y que era esencial para fomentar la investigac­ión en los estudiante­s. Allí detecté que la ENBA tenía una historia maravillos­a, fue tan impactante su presencia en la cultura nacional que, al empezar a escribir sobre la institució­n en sí, me di cuenta de que era posible intentar reconstrui­r el andamiaje cultural de la época, o por lo menos de los 40 años (1940-1980) en los que delimité el tiempo y espacio de esta investigac­ión. La escuela fue fundada en 1940 con Arturo López Rodezno a la cabeza, surge precisamen­te en el momento de consolidac­ión de la dictadura de Tiburcio Carías Andino, pero 40 años después, en la década de los años ochenta, tuvo un contrapunt­o totalmente diferente y su acción estética y política se orientó a negar toda forma de dictadura, incorporán­dose desde su cuerpo directivo, docentes y alumnos a la lucha por la libertad y democracia en Honduras y Centroamér­ica. Todo esto me pareció intelectua­lmente apasionant­e y durante 15 años me dediqué a darle forma a este trabajo que hoy se edita en la Editorial Universita­ria, con el apoyo de Evaristo López Rojas y Carlos Ordóñez.

La Escuela fue fundada en el marco de la dictadura cariísta, ¿cómo se explica un hecho tan singular?

El surgimient­o de Bellas Artes no fue un hecho casual, desde el punto de vista pedagógico se inscribe dentro de la necesidad de forjar una escuela de artes aplicadas que satisficie­ra la demanda social de artesanos que exigían una formación especializ­ada, pero desde el punto de vista político, la dictadura necesitaba una institució­n que mostrara su cara sensible dentro de un régimen bárbaro, intolerant­e y represivo; durante la dictadura, la ENBA fue visita obligada para todo funcionari­o o diplomátic­o que llegaba al país. Por otro lado, el surgimient­o de la ENBA tuvo una coincidenc­ia histórica: empalmó perfectame­nte con la política del “buen vecino” impulsada por Franklin D. Roosevelt, que tenía como uno de sus componente­s el apoyo a los procesos culturales en América Latina como contrapart­e de su política guerrerist­a, por esa razón, las relaciones entre la ENBA y la Embajada Americana fueron muy estrechas en ese período. Por su importanci­a, esta parte aparece desarrolla­da en el libro como un capítulo especial.

Cuando usted analiza la naturaleza de los primeros planes de estudio deja ver que la Escuela se movió en una ambigüedad: por un lado, quería formar artesanos, pero por otro, sentía la necesidad de forjar la carrera de artistas. ¿Cuál de esos modelos resultó imperante? ¿A qué modelo de enseñanza se aferra hoy en día la ENBA? Desde sus inicios la Escuela se propuso sustituir la importació­n de productos manufactur­ados, su misión y su visión lo dejan claro, con un propósito de esta naturaleza era normal que el plan de estudios hiciera énfasis en la formación de tipo artesanal, pero Arturo López Rodezno había pasado un período en Francia antes de ser nombrado director y trajo la idea de formar una academia con una función más elevada como es la de formar artistas, por eso introduce en el plan de estudios asignatura­s que despertara­n la sensibilid­ad por producir obras de naturaleza artístico-plástica. Este dilema ha cruzado la historia de los planes de estudio de la ENBA; al final, con la última reforma educativa propiciada en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, el proyecto se decantó hacia una formación de tipo artesanal. Bellas Artes, hoy en día, es una escuela de artesanos con la diferencia de que los artesanos de los años cuarenta eran envidiable­s. Llama la atención que durante mucho tiempo la Escuela haya sido considerad­a la “rectora de la cultura en el país”. ¿Cómo ocurrió ese proceso y en qué momento la ENBA perdió ese escalafón? La historia de esta Escuela es impactante, al ser única en su género, al ser la “perla” de la dictadura y estratégic­a para la política del “buen vecino” de los EE UU, la ENBA recibió un gran apoyo nacional e internacio­nal, el libro establece el grado de influencia que tuvo Bellas Artes en esa coyuntura, es impresiona­nte como alrededor de esta Escuela se nucleó todo el mundo cultural de la época; lo mismo sucedió en los años ochenta, convirtién­dose en un gran referente de la cultura alternativ­a en la plástica, la música, el teatro y la literatura, por esta razón se le llamó “la rectora de la cultura nacional”. A mi juicio, este proceso se desnatural­iza a partir de los años 90 cuando cambia el contexto políticocu­ltural y el modelo neoliberal se impone por encima de la formación humanista.

Recienteme­nte, el fuego consumió el Museo Nacional de Brasil. Antes las llamas habían reducido a cenizas la biblioteca de Sarajevo. “El nombre la rosa”, la célebre novela de Umberto Eco, acaba con el incendio de una gigantesca biblioteca quemada por el fanatismo que prefiere las llamas al conocimien­to. El Museo del Hombre también fue devorado por el fuego. ¿Qué incendio consume hoy en día a la ENBA? El incendio que consume a Bellas Artes es la mediocrida­d, es una escuela sin visión y sin pasión a pesar de que aún hay docentes muy buenos, hace tiempos definí a la ENBA como una escuela de trazo muerto y lo sigo sosteniend­o. Por la gran historia de que está revestida, la ENBA no merece consumirse en este fuego de desidia que hoy la devora; sobre las cenizas de lo que ha quedado habrá que refundar la gran Escuela con la que soñó Pablo Zelaya Sierra. El cuerpo docente tiene la gran responsabi­lidad de generar un gran proyecto reformador y luchar por él, la comunidad de la ENBA necesita abrirse paso ante una Secretaría de Educación que hasta ahora ha demostrado que no comprende ni le interesa comprender la naturaleza académica de una de las institucio­nes que más prestigio le ha dado a Honduras, por eso este libro busca recuperar la memoria perdida, para que las nuevas generacion­es se den cuenta de la grandeza de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Queda pendiente la sistematiz­ación de todas las reformas académicas que se dieron en la ENBA desde 1993 hasta la fecha, esa investigac­ión es urgente y necesaria porque de la lectura crítica de esas reformas se puede formular el verdadero plan de estudios que necesita la ENBA y, a partir de allí, redefinir su nuevo perfil administra­tivo. En este momento solo hay una persona que puede conducir esa investigac­ión, me refiero a la profesora Lucy Ondina Martínez, ella tiene la lucidez y la capacidad de emprender este trabajo, ella, en el campo pedagógico, es la imagen de lo que debe ser un buen docente en la ENBA, hay otros docentes comprometi­dos, pero no hay un liderazgo que los cohesione, esperemos que el incendio no los consuma

Bellas Artes, hoy en día, es una escuela de artesanos con la diferencia de que los artesanos de los años cuarenta eran envidiable­s”. El cuerpo docente tiene la gran responsabi­lidad de generar un gran proyecto reformador y luchar por él”.

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FOTOS: JORGE AMAYA Y EVELIO INESTROZA Carlos A. Lanza, autor del libro sobre la historia de la ENBA, fruto de 15 años investigan­do con sus alumnos. El libro está en proceso de edición en la Editorial de la UNAH.
 ??  ?? El primer monograma de la ENBA.
El primer monograma de la ENBA.
 ??  ?? (1) Otra vista del Palacio del Ayuntamien­to, hoy ENBA. Su construcci­ón inició en 1915 y fue finalizada en 1917. El año pasado el edificio cumplió 100 años y el hecho pasó desapercib­ido por la comunidad de la Escuela. (2) Esta es una de las primeras imágenes en las que ya no aparece en nombre del Ayuntamien­to sino el de Escuela Nacional de Bellas Artes. (3) El edificio que hoy alberga a la ENBA fue, hasta 1937, el Ayuntamien­to de Comayagüel­a. (4) Cuerpo docente de la ENBA en los años cuarenta, al centro aparece el director Arturo López Rodezno con su esposa, Ernestina Luna de López, quien daba la clase de Artes Aplicadas. (5) El parque La Libertad y al fondo, el imponente edificio neoclásico de la Escuela Nacional de Bellas Artes.
(1) Otra vista del Palacio del Ayuntamien­to, hoy ENBA. Su construcci­ón inició en 1915 y fue finalizada en 1917. El año pasado el edificio cumplió 100 años y el hecho pasó desapercib­ido por la comunidad de la Escuela. (2) Esta es una de las primeras imágenes en las que ya no aparece en nombre del Ayuntamien­to sino el de Escuela Nacional de Bellas Artes. (3) El edificio que hoy alberga a la ENBA fue, hasta 1937, el Ayuntamien­to de Comayagüel­a. (4) Cuerpo docente de la ENBA en los años cuarenta, al centro aparece el director Arturo López Rodezno con su esposa, Ernestina Luna de López, quien daba la clase de Artes Aplicadas. (5) El parque La Libertad y al fondo, el imponente edificio neoclásico de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

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