Una obligación que hay que atender
Las cifras sobre los rescates de migrantes hondureños en México y las capturas reportadas tras cruzar la frontera hacia Estados Unidos evidencian que el fenómeno migratorio ilegal hacia el norte sigue imparable.
A principios de septiembre de este año, 21 compatriotas -entre ellos al menos seis niños- fueron rescatados en Villa Ocuiltzapotlán, Tabasco, México; y más recientemente, el 3 de octubre, las agencias de noticias reportaron que la patrulla fronteriza estadounidense detuvo en Yuma, Arizona, a 164 migrantes, entre ellos varios hondureños.
Estos solo son dos ejemplos de una realidad dolorosa, difícil de ocultar, que únicamente puede detenerse con un verdadero ataque a la raíz del mal que la genera. Se requiere de menos palabras y de más hechos tangibles. Ya es de todos conocido que el desempleo sigue siendo el principal factor que arrastra a los hondureños a tener que buscar en otra tierra las oportunidades que no encuentran en la suya.
Entonces por qué no contrarrestar decididamente el problema. El reto está ahí para este y para los gobiernos venideros, comenzando por la responsabilidad de propiciar un ambiente adecuado para que la inversión extranjera, generadora de empleos, puedan instalarse en el país.
Asimismo, debe concientizarse y motivarse al empresariado hondureño para que sienta la obligación y el deseo de continuar invirtiendo en una tierra designada por heredad. Por otro lado, está la obligación del Estado de asumir con responsabilidad una lucha eficaz contra la corrupción para lograr que los recursos económicos internos y los donados por los cooperantes alcancen el objetivo de reducir la dominante pobreza.
Actualmente el fomento de la transparencia es un requisito exigido por Estados Unidos para soltar los fondos asignados en el Plan Alianza para la Prosperidad, que tienen como fin mejorar las economías de los países que conforman el Triángulo Norte -Guatemala, El Salvador y Hondurascomo la principal acción para controlar la ola de migrantes procedentes de esta región.
Una campaña sobre los riesgos en el camino no detendrá a los migrantes, se necesita hacer más que eso