De Capone a Kirchner
La colaboración eficaz es un proceso especial que surge para responder al fenómeno del crimen organizado, ayudando especialmente a desmantelar grandes redes criminales”.
Ala colaboración de una “persona de adentro” en la lucha contra las organizaciones y redes criminales viene dando frutos desde mucho tiempo atrás. Aunque el procedimiento legal no estaba establecido claramente en ese tiempo, fue el contador (book-keeper) que sirviendo como testigo puso el clavo final en el ataúd legal de Alphonse Gabriel Capone, el gángster más famoso en la historia de los Estados Unidos, enviándolo a la cárcel por 11 años en 1931.
El factor común en la desarticulación de las redes de corrupción es la información brindada por el “insider” y su colaboración es clave para poder entender cómo, cuándo y por medio de quién operan estas organizaciones. Muchos países han establecido un procedimiento legal y formal para crear incentivos que los lleven a obtener la información necesaria en el combate efectivo de las redes criminales. El éxito de las leyes de colaboración eficaz se repite. A través de toda América encontramos ejemplos como el de “Vallachi-cossa Nostra” en EUA, “Caso Fujimori” en Perú, “La línea” en Guatemala, “Lava Jato” en Brasil (país con alrededor de 70 acuerdos de colaboración eficaz en su judicialización) y el más reciente ejemplo, “Los cuadernos Kirchner” en Argentina.
El nombre de la ley cambia de país en país, se llama ley de colaboración eficaz en Perú, State’s Evidence o Plea Bargaining en Estados Unidos, Ley de los Sapos en Colombia o Ley del Arrepentido en Argentina. Lo que no varía es el impacto que ha tenido en la lucha contra el crimen organizado en cada uno de esos países.
La colaboración eficaz es un proceso especial que surge para responder al fenómeno del crimen organizado, ayudando especialmente a desmantelar grandes redes criminales. Los colaboradores eficaces deben aportar información útil para recibir ciertos beneficios en su proceso judicial. El proceso permite resolver casos con la ayuda de los testimonios de personas involucradas en un delito.
Esta ley procede solo en delitos muy específicos y debe aportar información que sea eficaz para facilitar avances significativos en una investigación; debe ser oportuna, es decir, contribuir a lograr capturas y decomisos, entre otras acciones, y debe ser verificable a través de métodos de investigación científica.
Con un índice de judicialización de solo el seis por ciento de los casos en el país, se necesitan leyes especiales y avanzadas que brinden experiencias exitosas como las de otros países de Latinoamérica; con una ley de colaboración eficaz el factor evidencia se vuelve irrefutable y permite llevar los corruptos a la cárcel con más celeridad.
La aprobación de esta ley no se logrará si los ciu- dadanos no demandamos de la clase política el apoyo total a la misma; la Maccih y muchas organizaciones de sociedad civil están a favor y muchos diputados están dispuestos a aprobarla, pero también existen fuerzas poderosas y corruptas tratando de evitarlo para mantener intactas las redes de corrupción e impunidad.
Ya existe un proyecto de ley de colaboración eficaz asignado a una comisión en el Congreso Nacional, así que lo que resta es el reclamo y exigencia de la población. Honduras vive momentos históricos en los cuales no solamente se necesita de ciudadanos honrados sino que además estén dispuestos a luchar contra la corrupción. Honduras necesita la Ley de Colaboración Eficaz