Emergencia agrícola en el sur
Nuevamente la zona sur de Honduras, Choluteca y Valle, recibió el severo impacto del fenómeno climatológico 14, afectando grandemente la agricultura sureña con su área rural. Este sistema de baja presión trajo consigo una cantidad de agua considerable -causando inundaciones- y a su paso destruyó viviendas, infraestructura básica y productiva, cultivos, producción pecuaria y ganados, provocó deterioro de recursos naturales y pérdida de vidas humanas, dejando familias sin hogar, miles damnificados y psicológicamente traumatizados.
Los desastres naturales no solo afectan la calidad y la cantidad de la producción en curso, sino que dañan plantaciones permanentes, afectan semilleros y almácigos, erosionan suelos, imposibilitan nuevas siembras, disminuyen o alteran la capacidad productiva del ganado, incidiendo negativamente en la producción de los períodos posteriores del evento. Igual efecto negativo tiene en la capacidad productiva, la interrupción de los corredores comerciales y pérdida de las ventanas comerciales.
Los productores agrícolas bancables y no bancables necesitan auxilio, sus deudas deben ser readecuadas y rehabilitadas con dinero fresco para reactivar sus unidades de producción. Es urgente encontrar esquemas con medidas financieras para rehabilitar al micro, pequeño y mediano productor, quienes son los que mayor problema presentan para ser rehabilitados. Existen leyes con excelentes medidas financieras, el problema, como siempre, es su aplicación en el sistema financiero, sea la banca privada o cooperativas.
Debido a estos desastres naturales y otros factores, es esencial el manejo de riesgos a través del seguro agrícola y que su implementación sea de amplia aplicación, que incluya ganadería, apicultura, silvicultura, cultivos, pesca, camaricultura y la piscicultura.
En el caso de donaciones de organismos internacionales como el Banco Mundial, BID, USAID, JICA, etc., deben asegurarse dichas inversiones, pues son dineros orientados para el desarrollo económico y social de los ciudadanos pobres del área rural y cuyos dineros son dirigidos a proyectos agropecuarios e industria artesanal. Estas donaciones son recursos altamente valiosos y no deben manejarse con displicencia, antes bien, deben asegurarse estos capitales para ayudar a la gente en la pobreza y puedan ganar dignidad y calidad de vida.
Estas circunstancias adversas en la agricultura sureña y en toda Honduras que surgen a causa de los fenómenos naturales de tiempo en tiempo, nos obligan a ver la realidad del agro nacional con interés, alejando propuestas estériles y nuevos conceptos que logran perder la visión correcta. Requiere propuestas y soluciones para el corto, mediano y largo plazo, saliendo al campo con medidas realizables, eficientes, eficaces y sostenidas, dirigidas a reactivar la producción agrícola y reorientar la pequeña y mediana agricultura al mundo comercial, reducir la pobreza rural, eliminando el hambre y la desnutrición.
El objetivo principal de la política agrícola de Estado es concentrarse en fortalecer a los pequeños y medianos pro- ductores, quienes son la mayoría, a estos se les debe brindar todo el apoyo para contrarrestar el alto nivel de desempleo e inactividad económica a nivel rural, factores que estimulan la emigración de recursos humanos necesarios para el desarrollo de Honduras.
El financiamiento agrícola debe ser generoso para la producción e industrialización en el área rural, la atracción de inversiones y el manejo de riesgos como parte de un todo es vital, como también lo son la investigación y la extensión; asistencia técnica; producción y productividad; desarrollo de mercados y negociación comercial; sanidad agropecuaria e inocuidad de alimentos; innovación tecnológica agroalimentaria; capacitación y desarrollo agroempresarial; desarrollo de la infraestructura rural y riego; sostenibilidad de los recursos naturales; acceso a la tierra; seguridad jurídica y equidad social; promover la asociatividad; diversidad productiva; y el ordenamiento territorial. No es nada nuevo lo que aquí propongo, son consideraciones establecidas en nuestras políticas agrícolas de Estado, pero infelizmente perdemos la visión con una facilidad asombrosa.
El prestigiado economista cholutecano don José Cecilio del Valle daba mucha importancia a los conocimientos proporcionados por la ciencia y las artes, aplicados a la agricultura, afirmaba que los mismos no bastan, pues se necesitan capitales para labrar tierras, comprar instrumentos de producción y pagar operarios. En tal sentido, los productores agrícolas son indispensables para que haya riqueza en el país.
Por lo tanto, para cualquier gobierno, el productor agrícola debe ocupar un lugar especial y pueda vivir tiempos de oportunidades para lograr una verdadera reactivación económica y de la producción agrícola
Los productores agrícolas bancables y no bancables necesitan auxilio, sus deudas deben ser readecuadas y rehabilitadas con dinero fresco para reactivar sus unidades de producción. Es urgente encontrar esquemas con medidas financieras para rehabilitar al micro, pequeño y mediano productor”.