El bache emocional de un emprendedor
Al inicio a un emprendedor todo le parece fácil. Tiene una buena idea, un plan de empresa que corrobora sus posibilidades y un par de obstáculos que, sobre el papel, no parecen muy importantes. La idea es fenomenal y todo tiene que sano lir sobre ruedas. No puede ser de otra manera. Sin embargo, a los pocos meses empiezan a surgir los problemas que, finalmente, son muchos más de los previstos y que suelen provocar las primeras dudas. Entonces llega la parte más dura: la travesía del desierto. encuentra financiación, los clientes o proveedores no actúan como pensaba, descubre que no tiene tantos apoyos como creía y es ahí que viene un bajón anímico muy importante. Los emprendedores de verdad continúan y los que no lo son tanto, se echan atrás