Bombas despertaron interés por las elecciones de medio mandato
Los demócratas y los republicanos van a las urnas el 6 de noviembre para decidir el control del Poder Legislativo. El momento mediático que dejaron los correos explosivos le ha dado relevancia máxima a la elección próxima
La violencia política que vivió Estados Unidos esta semana producto del envío de 13 bombas a los líderes y partidarios demócratas le dio un empujón de notoriedad a las elecciones de medio mandato del próximo 6 de noviembre. No es una votación cualquiera. Tras la misma, el presidente Donald Trump espera despegar con su ya acostumbrada mayoría en todos los poderes, pero los progresistas buscan evitar la continuidad del magnate inmobiliario en la Casa Blanca a corto y largo plazo.
Tras una semana donde el tema único fue el envío del correo explosivo a los críticos de Trump, los estados se alistan para la votación en la que se le suele pasar “evaluación” al gobierno de turno.
Los votantes estadounidenses deben elegir, el martes 6 de noviembre, el total de sus 435 representantes y un tercio de sus senadores (35 exactamente).
Aprovechando el tema del momento, los líderes demócratas y figuras reconocidas como Robert de Niro (a quien se le envió uno de los paquetes) salieron más que a pedir unidad nacional, sino masiva asistencia a los centros electorales, incluso el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Roselló, ha hecho campaña por el senador demócrata
Bill Nelson, quien busca la reelección por Florida.
Panorama
El Partido Republicano controla el Senado (51 senadores republicanos contra 47 senadores demócratas y dos independientes adscritos a los progresistas) y la Cámara de representantes (235 representantes del Grand
Old Party contra 193 representantes demócratas y siete puestos vacantes), pero podría perder al menos una de las dos cámaras.
Si la cámara baja cae en manos progresistas, serían capaces de hacer bloqueos institucionales, frenar las decisiones del presidente y poner de su lado la agenda legislativa. Incluso podrían provocar un cierre de gobierno en caso que no se pongan de acuerdo en el presupuesto.
Destituir a Trump
También se ha hablado mucho que iniciarían un proceso de impeachment contra el presidente Trump y aunque es posible si los demócratas tuvieran el control del Congreso, los mismos legisladores descartaron en un 78% hacerlo porque “sería un irrespeto a la democracia”, concluyó una encuestra de Five Thirthy Eight.
Pero, para todo esto, los demócratas no solo necesitan ganar 23 congresistas, sino cambiar la historia en la cámara alta y deberían ganarle el puso a dos senadores republicanos, por lo que los ojos apuntan a Florida, un estado que en cada elección deciden cambiar su senador o bien en el pulso texano entre el republicano Ted Cruz y el creciente Beto O’rourke de los demócratas, quien tan solo este año logró recaudar 38 millones de dólares.
Sin embargo, las armas que los demócratas han usado para promover la elección son el recorte de los impuestos establecidos por la administración Trump con el fortalecimiento del programa de salud Obamacare.
Republicanos fuertes
Pero también hay que decirlo. Pese a las polémicas, pese a los correos bombas, los candidatos del Grand Old Party parecen estar seguros de la reelección en sus estados.
Lo único que necesitan es mantener la mayoría en el Senado y asegurar sus actuales congresistas. Sin embargo, serán las urnas las que decidan si habrá un cambio en la forma de gobierno de la administración Trump