El día de los fieles difuntos
SSon muchas las familias hondureñas que hoy harán un alto en sus quehaceres diarios para elevar plegarias al Creador por las almas de sus fieles difuntos.
La tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos.
Desde la Iglesia Católica se nos recuerda que esta fiesta responde a una larga tradición de fe, que llama a orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios, pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación para obtener la completa hermosura de su alma.
La tradición se sigue fielmente en Honduras. Desde hace ya más de una semana las autoridades municipales en todo el país dedican tiempo para limpiar los camposantos y los comerciantes se abastecen de las flores y coronas (una tradición propia de los pueblos del interior del país) que ofrecerán a los dolientes para que coronen a sus deudos.
También se trabaja en garantizar los niveles de seguridad para las personas que asisten a los cementerios, principalmente públicos, ya que en muchos de estos sitios se encuentran en el olvido a lo largo del año, sirviendo, como en el caso del Cementerio General de Tegucigalpa, en un refugio de delincuentes y de enfermos alcohólicos que han hecho de las tumbas sus hogares.
Ayer, Día de todos los Santos, los cementerios comenzaron a llenarse de personas para coronar y recordar a los niños fallecidos.
Hoy lo harán por los adultos.
Seguro que serán muchos los que clamarán justicia ante la tumba de sus parientes, víctimas de la sostenida ola de violencia que desde hace años vive el país y arrebata miles de almas.
Y seguro que la ocasión será propicia para elevar una plegaria a Dios por un país menos violento, más solidario, más equitativo. Un país en el que prive el respeto por la vida