Diario El Heraldo

El libro que vendrá

- Albany Flores Garca

¿Es posible escribir literatura del presagio sin que tenga que ver con lo premonitor­io o la ciencia ficción, sino con la certeza de escribir una historia que se reescriba a sí misma en el futuro? “El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot”, del novelista sampredran­o Gustavo Campos, parece haberlo conseguido.

Autor de libros experiment­ales como “Los inacabados” o “Katastroph­é”, Campos recobra lo perdido en un libro de agilidad lingüístic­a y precisión narrativa, lleno de risas, sarcasmo y socarroner­ía.

Hocquetot, un escritor escurridiz­o de inteligenc­ia provocador­a y audaz, es un renegado de la fama y del prestigio literario que ensaya la posibilida­d -a través de entrevista­s, conferenci­as y críticas- de reírse de todo, incluso de sí mismo y de su obra.

Entonces practica una “escritura del desgano”, una escritura del tedio que no busca construir una historia lineal, sino encontrar las formas para fabricar una literatura en permanente construcci­ón; de esa manera lo que escribe es siempre un borrador, un vaticinio de “lo que vendrá”.

Campos nos propone una escritura de posibilida­des ilimitadas, donde una historia se escribe y se cuestiona, se redacta y se corrige. Todo bajo la figura literaria de la “puesta en abismo”, en la que una historia vive dentro de otra como en una caja china hasta el infinito; una técnica harto cultivada por autores latinoamer­icanos como Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández, Juan José Saer o Sergio Pitol.

La trama principal de la novela de Campos es que no hay una trama (o demasiadas tramas), y la mejor

“Campos nos propone una escritura de posibilida­des ilimitadas, donde una historia se escribe y se cuestiona, se redacta y se corrige”.

forma de hallar su verdadero significad­o es no buscarlo; pero es, en esencia, la historia de un escritor en guerra con su obra.

Pocos libros hay tan divertidos en la novelístic­a hondureña -como este-; dos de ellos son ya clásicos de nuestra literatura: “Mis tías las zanatas”, de Toño Rosa, y “El corneta”, de Roberto Castillo. Por lo demás, en nada se parecen estos al libro perdido de Gustavo Campos. Como Benet, el autor ha encontrado la manera de escribir un libro que carezca de estructura formal; un libro que no sea una novela, un ensayo, una crónica, un diario o una carta, pero que al mismo tiempo sea todas esas cosas

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras