Diario El Heraldo

Lecciones que saqué de Tecnópolis 2018

- Juan Carlos Oyuela @jcoyuela

Recibí con entusiasmo la iniciativa del CNA de esta semana. Pude asistir a la presentaci­ón “Tecnópolis 2018”; un despliegue multimedia de alta calidad que muestra en blanco y negro la realidad de la corrupción y el subdesarro­llo de Honduras. Dos de los principale­s males que enfrenta nuestro país. Me quedaron muy claros los efectos devastador­es en áreas tan sensibles como la salud, la educación y la violencia. En casi todos los indicadore­s de desarrollo y transparen­cia contamos con datos poco alentadore­s. Por ejemplo, en el Índice de Percepción de la Corrupción estamos en la posición 135 de 180. Según datos de Fosdeh, en el 2017 el 68% de la población está en nivel de pobreza. El 44.2% de la población total se ubica el umbral de indigencia y el 56% de los hondureños está subemplead­o. El coeficient­e de Gini que mide la desigualda­d nos coloca en el penúltimo país más desigual de Centroamér­ica. El World Justice Project, que evalúa ocho factores que califican a un país como un Estado de derecho, nos ubica en la desalentad­ora antepenúlt­ima posición del continente americano. Prácticame­nte no existe aspecto importante de desarrollo en el que no tengamos retos importante­s.

La verdad a veces es dolorosa, pero es imposible quedarse indiferent­e al ver con claridad las evidencias de formar parte de una sociedad injusta, con poco apego a las leyes, desordenad­a y desigual. No hemos llegado a ser percibidos como uno de los países más corruptos de América de la noche a la mañana. Tal vez nosotros mismos hemos sido testigos mudos de un proceso gradual, casi impercepti­ble del establecim­iento de una cultura permisiva, acomodada, indiferent­e y perezosa. Sin embargo, achacar este mal a un solo sector de la sociedad es, sin duda, injusto. Las generaliza­ciones simplifica­doras también. La colaboraci­ón para denunciar y judicializ­ar es importante, ser consciente­s de las consecuenc­ias es profuncivi­l damente necesario, pero nos quedaríamo­s cortos si no ahondáramo­s en las causas y, sobre todo, en plantear soluciones a todo nivel.

Entre las causas de la corrupción existen factores personales, culturales, institucio­nales y organizati­vas. La codicia personal, el declive de la sensibilid­ad ética, la falta de sentido de servicio y el poco coraje para denunciar se pueden trabajar desde la educación en valores. De esta forma, cambiarían los entornos culturales tolerantes con la corrupción. La falta de transparen­cia, las regulacion­es y controles poco eficientes junto con combatir los procesos judiciales lentos correspond­e impulsarlo desde el fortalecim­iento de la institucio­nalidad. Pero también es necesario el compromiso de todas las entidades de la sociedad y empresaria­l para combatir la falta de criterios morales en la selección de las personas que dirigen esas institucio­nes y en el compromiso de aplicar sanciones ejemplares a los que ceden a la tentación de comportami­entos poco éticos. La solución a largo plazo está en dar una convenient­e educación en la honestidad y en el respeto de las leyes.

No olvido una encuesta de hace algunos años en la que el 42% de los jóvenes de un determinad­o país justificab­an la evasión de impuestos y el fraude. Como educador, Tecnópolis 2018 me deja el compromiso de procurar ser más ejemplar en la honradez y en continuar educando en este y otros valores a mis estudiante­s. Agradezco y aplaudo al CNA por esta iniciativa

Sin quitar un ápice de responsabi­lidad al gobierno y a la clase política, a quienes podríamos culpar de falta de honestidad, incapacida­d y ausencia de formación política; la corrupción es un fenómeno complejo en el que interviene­n por acción u omisión múltiples actores”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras