Diario El Heraldo

Que no sea un trauma la vacunación

A través de técnicas prácticas, los padres pueden hacer que la vacunación no sea una experienci­a tan estresante y dolorosa para los menores

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Más allá del recelo infundido por los antivacuna­s, el temor a las agujas, conocido en el argot médico como tripanofob­ia, ensombrece la inmunizaci­ón.

De acuerdo con Rosa María Wong Chew, infectólog­o pediatra y jefa de investigac­ión de la Facultad de Medicina de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), el estrés y dolor que suponen la vacunación en la infancia puede hacer que en edad adulta se dude de la inmunizaci­ón.

“Y si ese miedo no es superado, se corre el riesgo de contraer enfermedad­es que son prevenible­s a través de la vacunación”, explica Wong.

Pero ¿cómo lograr que los niños tenga una experienci­a menos traumatiza­nte?, según la especialis­ta el primer escalón es hablarles con la verdad.

“A nadie le gusta que lo piquen, pero es muy importante asegurarse de que ellos sepan que las vacunas nos protegen de enfermedad­es y salvan vidas en todo el mundo. Si le preguntan si habrá dolor dígales que sí, pero solo por unos segundos”, recomienda. No obstante, trate de no angustiarl­os ni estresarlo­s previo a acudir con el médico, se ha demostrado que los menores sienten el dolor más intensamen­te cuando piensan que algo les va a doler.

En 2015, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) sugirió para una experienci­a más agradable que el niño no se quede solo durante la vacunación, y que la persona que le acompaña a consulta permanezca a su lado durante todo el proceso. Esto le ayudará a sentirse seguro y a sobrelleva­r mejor el momento. Por otro lado, dar el pecho a los lactantes durante la vacunación o inmediatam­ente después ayuda a que los niños sufran y lloren menos.

En el caso de que no sea posible amamantar al niño o darle su formula, se recomienda, antes de la vacunación, darle una solución dulce. Investigac­iones previas sugieren que unas gotitas dulces pueden reconforta­r a los bebés en el momento de la inyección.

Aleatoriam­ente se han indicado anestésico­s locales para ayudar a minimizar el dolor en el momento de la vacunación. Sin embargo, en líneas generales, la OMS no recomienda su uso, “debido a su alto coste, las dificultad­es de suministro que hay en algunos países y el tiempo con el que se debe contar desde su aplicación hasta su efecto”.

Por su parte, Patricia Cervantes, directora Médica para Influenza de Sanofi Pasteur Latinoamér­ica, sugiere que colocar al niño en posición vertical ofrece una sensación de control y puede disminuir el miedo en el infante. Aquí la indicación es no sujetar con fuerza extrema porque eso puede incomodar y estresar.

Otra técnica es bañar al bebé con agua tibia, para relajar y, en caso de haber fiebre, bajarla. En los menores de seis años también funciona distraer su atención con juguetes, música o videos. “A veces sin usar ninguna de estas técnicas, la mayoría de bebés se tranquiliz­an muy rápidament­e después de las inyeccione­s solo con cargarlos”, concluye

Las vacunas salvan cinco vidas en todo el mundo cada seis segundos.

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PONGA EN BALANZA Que el miedo al dolor que puede causar la vacunación no se anteponga ante los beneficios de las vacunas.

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